1. El tren 78, Joelle y Bucky Barnes

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1.-El tren 78

Todos sabemos que un viaje en el metro implica siempre zambullirse en una marea de seres anónimos yendo y viniendo en todas direcciones. Los vemos una vez y dos o tres segundos después desaparecen para siempre detrás de una columna, de un pasillo o un nuevo túnel. Subimos a los trenes pensando en nuestro destino y lo que en ellos sucede perdura en nuestra memoria casi siempre tanto como el viaje mismo por el subterráneo. Pero este viaje en el tren 78, será para Steve algo diferente.

Ann Perkins es una dama de mejillas rojas e inflamadas, figura gruesa y cabello cuidadosamente peinado bajo su sombrero rosa a juego con su traje y zapatos del mismo color. En las manos lleva un bolsillo que protege sobre el torso mientras ocupa su asiento en el tercer carro del tren. Ann se encuentra distraída pensando en el delicioso panecillo con mantequilla que disfrutará en un café frente al lago cercano a la última estación; se sentará a ver las parejas ir y venir mientras simula que lee en su libro favorito y será una tarde de viernes como cualquier otra, o al menos, así lo planea ella mientras tararea una vieja canción de su agrado ".

Muy cerca de ella, en el asiento del otro lado del pasillo se encuentra una joven con la cabeza apoyada en el vidrio de la ventana y la vista fija en la obscuridad del túnel. Su rostro de facciones suaves no puede evitar mostrar la tensión del momento; sus manos juegan con la pashmina verde que rodea su cuello y baja por su pecho, pero nadie parece adivinar la tensión que oprime con su mandíbula mientras se concentra en respirar y aspirar lentamente con un ritmo relajado. Sus ojos no estan alcance de la vista de los demas pasajeros pero cuando el tren hace una parada, un niño que espera en la estación del brazo de su madre da un paso atrás cuando al escudriñar por las ventanas, su mirada se topa con las cavidades donde los ojos de la chica deberían estar. En su lugar, un vacío obscuro y sin vida le regresa la mirada; casi de inmediato la joven parpadea y justo cuando el chico quiere dar aviso , dos iris aparecen y la chica le sonríe con infantil mirada. Esa sorpresa lo invadiría aún mucho tiempo después de que su madre lo arrastrara hasta la puerta de uno de los vagones.

Mientras tanto, los pasajeros suben y bajan del tren confiados de su reciente anonimidad adquirida y la chica de la pashima verde experimenta lo que ella llama "el concierto del metro": oleadas de emociones provenientes de todos los ahí cercanos, miedos, alegrías, tristezas y odios infundados que afloran por la piel de hombres y mujeres y atraviesan su mente sin permiso y la abruman hasta sentir que pierde el aire de sus pulmones. Usualmente ella es lo suficientemente hábil como para interponer un filtro entre su cabeza y todo lo que de otras absorbe, pero un viaje en un espacio tan reducido como este, siempre es una odisea donde controlar los nervios son su principal objetivo.

A unos metros de ambas, un hombre alto, vestido con jeans y camisa casual, una gorra y unos lentes pasados de moda se apoya junto a la puerta del vagón mientras de sus audifonos suena la chocante tonada de una voz cantando "what is love?" . Su aspecto relajado podría engañar a cualquiera, pero seamos sinceros, Steve Rogers nunca descansa, siempre esta listo y atento y ni siquiera en un día de descanso, como hoy, en el que deja el complejo de los Avengers y finge ser un hombre cualquiera, podría ser tomado fácilmente por sorpresa.

El tren corre por los túneles a su paso normal cuando de pronto, la simpática Ann Perkins comienza a sentirse mal. Los pasajeros a su lado la miran extrañados fingiendo no percatarse de nada pero pronto es ovio que algo grave esta sucediendo. Ann se convulsiona mientras su sombrero y bolsillo caen al suelo; Steve apenas se ha percatado pero las personas a su alrededor ya se han puesto de pie y ganan distancia mientras la pobre Ann se desliza en dirección al suelo; justo antes de que su pesado cuerpo golpee la superficie, la chica de la pashmina parece darse cuenta de que nadie planea ayudarla, sin pensarlo mucho, llega igualmente hasta el suelo donde una mano suya alcanza la cabeza de Ann antes de que se estrelle. En ese instante Steve reacciona a lo ocurrido y observando la nula reacción de los pasajeros levanta la voz:

El escudo  de los AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora