gorgeous

28 3 0
                                    

Los ojos de Harry recorrían cada rincón de aquella sala decorada como si fuese un castillo, como si valiera más que todo lo que iba a ver en su vida. Gracias a la luz de las lámparas de cristales, relucía un tono dorado complementado con blanco que le daba cierta sofisticación a todo aquel revuelo de gente que mantenía sus charlas en un murmullo y algunos saludos exagerados sobresalían con chillidos y risas.

Veía caras conocidas de la industria, ninguno tanto como su novio, pero definitivamente caras que había visto en Vogue o Elle. Kendall Jenner le había sonreído varias veces y le había prometido una charla cuando lo intervino en la puerta del jardín, junto a ella Kylie quién le sonrió tímida a su lado. También había visto a Katy Perry y prometió animarse a una foto esta vez, sobre todo porque tenía un traje de hamburguesa. Harry en serio necesitaba una imágen de eso, entonces se preguntó cómo había llegado de bailar Last Friday Night en fiestas a tener la oportunidad de sacarse una foto con quien la cantaba.

Recordaba cuando recibió la invitación a la Met Gala, ésta vez sin ser el acompañante de Alessandro Michelle. No es para malentendidos, pero simplemente él se había hecho un buen lugar como cantante solista como para quedar bajo el ala de su novio, "el diseñador estrella"; por lo que se sintió bien que la invitación tuviera su nombre en un sello de cera . Llamó a su mamá, quién insistió por un traje horrible, y luego lloró porque esas galas las veían por internet y calificaban la creatividad de las personas en la alfombra del-color-que-sea.

—¡Harry! —escuchó a su novio detrás y giró rápidamente, recibiendolo con un beso en los labios y picazón en su rostro por su pelo largo.

—¿Dónde estabas, Al? Estuve solo un buen rato —Harry murmuró y le agradeció en voz alta a un mesero que le alcanzó un champagne frío y burbujeante

—Me encontré con Marc, Marc Jacobs. Nos invitó a un afterparty frente al 9/11 Memorial, un piso veintisiete con piscina climatizada, bar gratis y un adelanto de su nueva colección. ¿Quieres ir o quieres que volvamos a casa, cielo?

Harry lo dudó, y le costó aceptar que estaba poniendo en duda aquella oportunidad de tener alcohol gratis, su cuerpo cálido en un rascacielos y primicia de perfumes carísimos. Pero aún se le hace un nudo en el estómago cuando recuerda la última vez, su novio con la nariz tapada de cocaína, prostitución a dónde quiera que mires. Había visto a gente tener sexo frente a él, no solo de pares sino de a grupos y había estado tan solo que tuvo tiempo para apreciar la mierda que lo rodeaba.

De repente, el champagne volvió a subir por su garganta. —Creo que, por hoy, pasaré esa oferta. Kendall quería conversar, así que puedes ir si quieres, yo iré con Mark en mi auto luego.

—¿Estás seguro, Harry? — preguntó su novio, quién lo miró extrañado. Le respondió con un asentimiento de cabeza, mientras daba otro trago a su copa—. No sé, quizás no pueda dejarte sin mi aquí.

—Tengo veinticuatro, Alessandro, y un chofer. No volveré conduciendo, no caminaré solo a casa y definitivamente, no te necesito aquí para estar seguro.

—Harry, es que eres pequeño aún pero este ambiente es peligroso.

—Sí, por eso lo estoy rechazando.

El silencio cayó entre ambos como una tonelada de incomodidad y ambos se miraron. Harry tenía la mirada inexpresiva pero dura, sin bajarla de la del diseñador. Sin embargo, Alessandro parecía sorprendido por ser la primera vez que el cantante se refería a él y su ambiente de esa forma.

Arrebató con violencia la copa de la mano de Harry, quién se sorprendió y echó un poco para atrás. De un trago, la copa quedó vacía y, se hubiera roto en el piso por un capricho de Alessandro, si el rizado no la hubiera atrapado en el aire bajo la mirada despectiva de quién lo amaba.

wanna come along? | {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora