- ¡harry dime! – exigí por novena vez a mi esposo quien había llegado temprano del trabajo, quería estar aquí cuando Niall saliera de la escuela. Ya debe de venir en camino.
- Espera a que Niall llegue – respondió, bufe molesto.
- ¡Me tienes con esto desde esta mañana! – dije molesto y cruzándome de brazos.
- Amor, necesito que niall este aquí ¿puedes esperar unos minutos más?
- ¡No! – Grite - ¡Dime!
- Espera unos minutos.
- Y un pepino, ¡Dime! – Harry se levanto del sillón y camino hacía donde estaba, me empujo contra la pared haciendo que quedará atrapado entre su cuerpo y la pared.
- Dije que esperarás – dijo en un susurro – No hagas que me enoje y te castigue – se acerco a mi oído – Porque créeme, no me molestará castigarte como lo hacía antes – trague saliva, el sonrió.
- Lo siento – me disculpe, me miro directamente a los ojos y su sonrisa se hizo más grande.
- Está bien, pero que no se repita – me beso en los labios, se separo – Te amo.
- Y yo a ti, amor – le di un pico y sonrió. Escuchamos la puerta abrir y vi a niall entrar.
- ¿Interrumpo? – dijo levantando una ceja.
- No – respondió Harry alejándose de mí y sentándose en el sillón – Siéntate Niall – Mi hijo mayor obedeció y me miro tratando de saber que pasaba. Me encogí de hombros.
- No me veas, no me ha querido decir
- ¿Puedo saber que carajos hacías tú con Mendes en la plaza besándose y no en la escuela estudiando? – dijo harry con el tono furioso. Niall abrió los ojos al igual que yo.
- ¿Estabas en la plaza con Shawn? – pregunte incrédulo.
- Oh, claro que estaba
- Puedo explicarlo – dijo rápidamente nuestro hijo, harry lo vio entrecerrando los ojos haciendo que se pusiera más nervioso de lo que estaba.
- Estás castigado.
- ¿qué? ¡No! ¡Papá!
- Que estás castigado dije, y nada de papá – niall me miro y yo solo quedé más confundido.