Prólogo

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Esta canción me gusta demasiado y más para el prólogo, escuchadla.

Madison Conan
Presente

Era una tormenta mi mente, un caos aferrándose a cosas del pasado, a un dolor inmenso que este me había dejado; mamá no sabía que yo aún estaba dolida, era buena fingiendo ser feliz para no preocupar a nadie.

Aún así transcurría con "tranquilidad" aunque por dentro estaba sufriendo, pidiendo a gritos que me sacaran de esta depresión que ocultaba y odiaba con todo mi ser. Había comprado siempre antidepresivos, a escondidas de mi madre y los tomaba, tomaba esas pastillas y estaba feliz todo el tiempo.
Estaba sonriente y no sentía angustia alguna, por lo que actuar se me facilitaba más, pero después de tres años tomándola esta estaba dejando de hacer efecto; sonreía y lloraba a la vez, no estaba funcionando, mi tristeza era inmune a esas estúpidas pastillas.

Me encerré en el baño, a punto de explotar y con mis manos temblando, tranque uno de los cubículos sin importarme si había gente escuchando. Saqué las pastillas recién compradas de mi bolsillo, con apuro y las destape para proseguir con ingerirlas y tomar agua que tenía en una botella.

Tres pastillas; no había efecto, estaba triste.

Estaba perdiendo la cabeza, me tiré al suelo y abracé mis piernas mirando a las pastillas que se habían caído de mis manos. Las mire y de rodillas las recogí, levante la tapa del inodoro y las tiré, dejando conmigo la pequeña botella donde estaban y jale la cuerda para que el agua se las llevara. Salí del cubículo con lágrimas en los ojos y mi pecho subiendo y bajando con brusquedad, mire al espejo y estaba arruinada; labios rojos, nariz roja, ojos hinchados y rojizos por llorar, mi cabello hecho un lío y uno que otro rasguño que me hice con mis uñas.

Cuando estuve preparada salí del cubículo encontrándome con la mirada seria y preocupante del chico de negro, Adams Collin.

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