único.

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Tener un amor secreto hacía alguien es sumamente difícil si cada vez ese sentimiento aumenta hasta el punto de que te vez obligado a tener autocontrol.

Así estaba Choi Youngjae, profundamente enamorado de alguien que jamás se fijaría en él. Lo veía tan imposible que dolía, dolía bastante aceptarlo.

Im Jaebeom, ese chico de semblante serio que apartaba a todos cuándo se le intentaban acercar. Rechazaba más de cinco confesiones por día, prefería estar mil veces solo que tener algún tipo de compañía. Era frío como un Ice Berg y tan cruel como si no tuviera ni una pizca de sentimientos.

Por eso mismo Youngjae lo veía tan imposible, pero no podía evitarlo, era tan jodidamente precioso en todos los sentidos que lo viera. Incluso estaba seguro que detrás de toda esa frialdad había una persona cálida y llena de sentimientos hermosos, sólo que se ocultaban a lo más profundo de su ser. Aunque el problema realmente era: ¿Cómo se acercaría para conquistar a ese corazón de hielo? De seguro lo sacaba de a patadas y lo dejaba sin cabeza de paso.

Jaebeom lo pasaba por unos años, iba en el último año de instituto. Así que este era su oportunidad para poder intentar entrar a su vida, se veía una misión completamente imposible. Pero si realmente lo amaba, entonces arriesgarse podría valer la pena y si no es así...al menos lo intentó.

Lo "bueno" por si uno podía ver el lado positiva a la situación, es que no sabía de su presencia. Por lo que podía llevar a cabo su simple pero significativo plan que podía sonar tonto, eso claro está. Pero para Youngjae valía más que todo, no sólo lo hacía para conquistar el corazón de su amado, sinó también para intentar alegrar sus días y estados anímicos.

La leche de fresas, ese era su gran plan. Dejarle en su casillero una caja de leche junto con una nota expresando un poco de lo que sentía.

Hoy era de esas mañanas en las cuales sentía nervios y emoción a la vez. Estaba en la cafetería pidiendo lo que le dejaría a Im. Compró dos, una para él y otra para su hyung.

Se sentó en una de las mesas desocupadas, sacó un pequeño papel para comenzar a escribirle:

"¡Lechita de fresas Bummie! ¿Le gustan? Realmente espero de corazón que sea así, tenga un bonito día, así como lo es usted. Lo amo jeje.

– Ars."

Una vez que finalizó, decidió pegar la pequeña notita en la caja. Se puso de pié comenzando a caminar en dirección a los casilleros, por buena suerte, a la hora de la mañana todos estaban en la cafetería así que tenía el paso libre para hacer su plan a la perfección.

Sólo había una pareja abrazándose, espero unos segundos hasta que se tomaron de la mano y comenzaron a caminar. Un suspiro de alivio salió de sus labios al estar al fin solo.

Youngjae había visto miles de veces a Jaebeom sacar libros de su casillero, así que sabía perfectamente cuál era el que le pertenecía. Se acercó a éste y lo abrió de manera rápida, metió la caja de leche de fresas y lo cerró. Juntó ambas manos de forma de súplica rezando que todo esto valiera la pena.

[...]

Había cumplido exactamente un mes desde que había iniciado con ese tonto y a la vez significativo plan.

Todas las mañanas sin duda iba a su casillero sin problemas para dejarle la leche de fresa junto con una nota, que por cierto los sentimientos escritos se fueron profundizando cada vez más. Pero una mañana iba con el mismo entusiasmo de siempre, estaba acercándose a su casillero hasta que vió a Jaebeom parado en el junto a una chica...que lo tenía agarrado fuertemente de su cuello, lo besaba con todas sus ganas.

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⏰ Última actualización: Feb 06, 2020 ⏰

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