Ever After High: El Ocaso del Inferno

[01]

"Lost On You"

Una agradable sensación de plenitud invadía a Apple. Estaba parada frente a las escaleras de la entrada principal de Ever After High. Observaba la imponente fachada bajo el velo de un cielo estrellado, al recibir la invitación de la reunión de ex- alumnos dio un grito de emoción tan fuerte que su madre tuvo que ir a ver que le sucedía. Y la encontró con los ojos llorosos, sostenía un papel en el que pudo notar la marca de agua impresa, era el escudo de la escuela que se translucía con la luz del sol que se filtraba por la ventana.

A pesar de que Blancanieves estaba enojada con su hija porque ella misma saboteaba los intentos de arreglar su matrimonio, los cuales no fueron tan sencillos. Le dio mucho gusto volverla a ver sonreír de forma auténtica, hacía algo de tiempo que no la veía así. Incluso le compró el atuendo que Apple traía puesto para la ocasión tan especial. Fue una hermosa manera de pasar tiempo de calidad con su madre, más allá de asuntos relacionados con la administración del reino.

-Querida, ya hemos hablado de esto. -dijo Blancanieves usando el mismo tono de voz con el que la regañaba cuando era una niña- No puedo traspasarte mi corona hasta que...

-"Hasta que me una a un noble en sagrado matrimonio." -dijo la rubia interrumpiendo a su madre- Si, ya lo sé, ya lo sé. -apoyó la cabeza sobre su mano suspirando frustrada. Dejaba salir su estrés picoteando sus habichuelas con el tenedor.

-He sido paciente contigo porque entiendo que no ha sido fácil para ti. -expresó tensando sus cejas formando una expresión preocupada. Observaba como la joven, que era su viva imagen, se negaba a levantar la vista del plato, le daba la impresión de que estaba siendo ignorada- Ya no puedes seguir evitándolo, tienes que tomar una decisión, si en verdad quieres ser la siguiente soberana.

-¡Aún no ha terminado mamá! -exclamó con visible molestia- ¡Todavía puedo convencerlos! ¡Yo lo sé! Tal vez no he intentado lo suficiente. -Blancanieves agachó la mirada sabía que Apple tenía esperanzas en lo que hacía. Odiaba tener que ser ella quien reventara su burbuja para hacerla aterrizar en la realidad.

-Ya van dos veces que el Magiconsejo rechaza tu solicitud. Nunca ha habido una reina soltera. -declaró mirándola a los ojos con firmeza- Sabes cómo es esto. No están dispuestos a asumir más riesgos, no desde la destrucción del Libro de Cuentos Legendarios. -la mirada de Apple pareció perderse en algún confín remoto. Sabía que en el fondo le atribuía una buena parte de su infelicidad a aquel acontecimiento, pero renegar de eso después de tantos años ya rayaba en lo absurdo.

-Entonces tendré que ser la primera. -esa determinación le recordaba tanto a su esposo. No tenía duda de que había sacado su carácter. Apple clavó sus ojos azules en su madre. La monarca seguía siendo muy hermosa sin importar el paso de los años. Más esto no quería decir que estos no le hayan pasado factura. En su melena negra como el ébano se podían apreciar mechones parcialmente canosos y unas arrugas al lado de sus ojos, que eran apenas perceptibles, pero ahí estaban.

-Hija, sé qué haces esto por lo que sucedió con Dar... -el semblante de Apple se tornó rígido, torció la boca y rodó sus ojos quejándose.

-¡No! -dijo al tiempo en que levantó su palma extendida a la altura de su cara. La mujer frunció el ceño, ya era la segunda vez que la interrumpía- Ese nombre no se dice en este palacio. Y no madre, eso no tiene nada que ver, mi verdadero problema es que subestiman mi capacidad para gobernar.

Blancanives supo que tocó una fibra sensible, su comportamiento ante el tema no hizo más que darle la razón.

-Si tú lo dices... -respondió con sarcasmo sosteniendo su taza de té alzando el meñique con gracia- Sólo quiero lo mejor para ti. -Apple se levantó de la mesa, incluso se le fue el apetito por lo que no se terminó todo su desayuno.