Hay una cafetería cerca del parque. ¿Te parece bien a las tres?
Llega tarde, pero no tanto. Lo suficiente para sentirme impaciente.
Quiero esperarte, sentirme triste pensando que no vas a llegar.
Quince minutos. Quince minutos de una tristeza condenada a morir.
Porque vas a llegar y me alegrarás la tarde, así como me alegras la vida.
Pero qué osadía la mía. Permíteme explicarte el porqué de estas letras.
Hace días que voy a los lugares que concurres con la única intención de poder verte.
Conocerte despertó en mí un extraño gusto por la vida.
Llegado a este renglón solo deseo que termines de leer.
En estos días las palabras adornadas suelen aburrir en lugar de conmover.
Pero no encuentro otra forma de sincerarme contigo.
Atardeceres vacíos, canciones sin sentido, paisajes descoloridos.
Un sinfín de grises y sonidos discordantes, hasta que me dio por adornar todo contigo.
Ahora, a las heroínas de las novelas que leo les pongo tu rostro.
Hay algunos que rezan para que el cielo les brinde protección durante el día.
Yo pronuncio tu nombre con la devoción del que llama a su ángel guardián.
No llegaré a sonar en la radio, pero escribo canciones.
Cuando una línea no cuadra, cierro los ojos y te dibujo en mi mente.
Entonces es fácil seguir escribiendo, porque te describo.
Describo una vida contigo, una vida sin ti.
Te extraño, te sueño, locamente imagino que algún día también me extrañarás.
Tanto y tanto tengo en mi pensamiento desde que te conozco.
Discúlpame, pero era necesaria esta confesión. No sé si he logrado llamar tu atención.
Ahora sí puedo retomar el asunto. ¿Está bien a las tres?
No llegues tarde. No tan tarde. Esperaré en la mesa junto al ventanal.
Quiero adornar el atardecer contigo. Quiero escucharte. Anhelo conocerte.
Me muero por descubrir el color de tus ojos.
Me muero por grabar en la memoria de mi alma el sonido de tu voz.
No llegues tarde. No tan tarde.
Damian Reinoso (Letras Desordenadas) – 31 de enero de 2020 – Declaración
