Me encontraba una tarde vendiendo corazones en el mercado, pues soy una vendedora de corazones.
- ¿Le gustaría comprar un corazón? tengo corazones muy hermosos en oferta - le digo a un señor que iba pasando por la multitud y él me responde desesperado.
- ¿También reparas corazones rotos?
- Oh, ¡no! yo solo vendo corazones señor.
- Ya veo - dice un poco desanimado.
- Pero si va por ese camino encontrara al herrero de corazones - le digo señalando hacia una dirección.
- ¿Herrero de corazones? - dice confuso - ¡muchas gracias señorita!
- De nada señor.
Narra Daniel.
Cuando fui hacia la dirección que me indicó la chica del mercado me encontré con un joven chico con lentes y guantes, al parecer estaba reparando un corazón.
Umn. ¿Disculpe? - digo entrando al taller.
- ¿Huh? - se voltea a verme - oh, ¡un cliente! - dice con emoción - bienvenido, ¿qué puedo hacer por usted?
- Una jovencita me dijo que usted repara corazones.
- Si, ¡eso hago! soy herrero de corazones, ¡gusto en conocerte!
- El gusto es mio - digo con una sonrisa.
- ¿Y cual es el problema? - pregunta el herrero.
- Este...- le enseño mi roto corazón.
- Se ve bastante mal, puedo arreglarlo... pero tomará tiempo.
- Eso... sería un problema - digo algo triste.
- ¿No será que planeas casarte? - dice el herrero tratando de animarme.
- Si, de hecho... Aunque a poco tiempo de la boda me encuentro con este corazón incapaz de amar - digo mirando el corazón roto en mi mano.
- Ya veo el problema ¿podrías dejarlo aquí unos momentos? veré que puedo hacer.
- Gracias... cuento contigo herrero de corazones.
- No se cuando pueda estar listo, pasa por aquí más tarde.
- Lo haré.
Saliendo del taller me encontré con la jovencita que vende corazones, nos saludamos mutuamente y seguí con mi camino.
~Mas tarde.
- Pase por el taller para ver como seguía mi corazón y llevé pastel para el herrero.
- Hola - digo mientras toca la puerta - siento molestar mientras trabajas.
- Oh, ¡es usted señor!
- Traje pastel - dije mientras le daba una ración.
- Esta delicioso - dice comiendo de el.
- Que bueno que te guste - respondí tomando una taza de té.
- Ninguno de mis clientes me había traído pastel antes.
- Es lo menos que podría hacer por alguien que esta reparando mi corazón.
- Hablando de eso... - dice mientras se rasca la nuca.
- ¿Hay algún problema? - digo preocupado.
- Bueno... faltan algunas partes vitales que son necesarias para poder amar - dice desanimado.
- Ya veo... Entonces, ¿nunca seré capaz de amar a mi prometida? - digo un poco triste - Ella merece a alguien mejor - El herrero se me quedó mirando viendo mientras pensaba en algo.
- Yo lo arreglare para ti... Todavía tengo algo que hacer.
- ¡Muchas gracias herrero de corazones!
- Ni lo menciones, estoy feliz de ayudar a personas como usted.
- Volveré a visitarte mañana.
Narra Herrero de Corazones.
- Entonces nos vemos mañana.
lleve mi mano al pecho, situándola justamente en el corazón - ¿será suficiente? - me pregunté desconcertado - Ya había terminado el corazón de Daniel, quedo completamente reparado, con algunas cicatrices pero se irán borrando al pasar del tiempo.
- ¡Lo hiciste! - respondió Daniel con un brillo en sus ojos.
- Por supuesto, te dije que podía arreglarlo.
- ¡Es increíble, puedo sentir como fluye el amor en mi corazón!
- ¿En serio? - bajo la mirada con una expresión triste, espero que no se haya dado cuenta, vuelvo a subirla haciendo el intento de una sonrisa - ¡que bien!
- Mi prometida se pondrá contenta.
- Oh... - hice una pequeña pausa - estoy seguro que lo estará.
- espero que puedas asistir a mi boda - dijo posando su mano sobre mi hombro invitándome indirectamente a su matrimonio.
- Oh, por su puesto - fue lo único que pude decirle antes de que se marchara.
- Pobre herrero de corazones - dice la vendedora de corazones al verme sentado con lagrimas en los ojos.
- ¿Por qué siempre le das a otros partes de tu propio corazón?
- Mira quien habla - levante mi mirada para poder observarla mejor - ¿como puedes ir por ahí vendiendo corazones cuando tu no tienes uno propio?
- Eso eso porque ninguno es compatible conmigo - dijo haciendo un puchero.
- Ya veo - limpié mis lagrimas - entonces dime... - entregándole mi corazón dije - ¿será que este corazón si lo sea?
- ¿Me estas dando tu corazón?
- Si - pause - solo si esta bien para ti.
- ¡Muchas gracias, herrero de corazones! - dijo saltando sobre mi con un gesto de emoción.
Narra Vendedora de Corazones/Victoria (vida real)
Había estado escribiendo esa pequeña historia durante mi estadía en la clínica, lo hice pensando en relatar y transmitir mi corto y pequeño sueño a mi familia antes de fallecer, pero el herrero de corazones es muy grande.
- ¿Como te sientes el día de hoy? - entro el doctor Daniel a mi habitación.
- ¡Doctor!
- Mañana es el gran día - articula con una sonrisa - fuiste muy afortunada de que hayamos encontrado un donador de corazón a tiempo.
- Si, el herrero de corazones fue muy amable.
- ¿El quien? - pregunta el Doctor Daniel indagando en mi comentario.
- No importa, las personas no lo recuerdan - pause mirando hacia el gran ventanal que estaba al lado de la camilla donde me encontraba - incluso aquellas a las que había ayudado - tomé mi diario de historias para mostrárselo al Doctor Daniel - ¡pero yo nunca me olvidare de él!
ESTÁS LEYENDO
Herrero de corazones.
Short StorySolamente él o la que ha leído la corta historia con completa atención es capaz de entenderla.