Capítulo 18.

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Si estamos tú y yo, no importa,

El paraíso será en cualquier momento y en cualquier lugar.

EXO – Angel.


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Esa noche había sido la excepción de la primavera, ya que estaba haciendo un frio de morirse. El joven de cabellos rubios maldecía a todo ser viviente por haberse decidido a hablar con aquella persona justo ese día tan congelado, era como si todos estuviesen en su contra. Pero aun así, aquel frio de muerte y viento, no iban a estropear su decisión de aclarar dudas y reclamar.

Llegó por fin a su destino y se sintió terriblemente mal, nervioso, ansioso, se sentía de muchas formas. Tenía ante sus narices el hogar del menor y no sabía qué carajo iba a decir. ¿Hola? ¿Cómo estás? ¿Tan tiempo? No, eso sería patético.

Optó por dejar que salga como salga y tocó el timbre, oyendo la brisa fresca del aire golpear las ramas de los árboles. Esperó y luego de unos momentos de estremecerse por tanto frio, la puerta se abrió de par en par, dejando al descubierto a un muy estresado Jongin que pareció haber visto un fantasma.

—Luhan —susurró, sorprendido y con los ojos inyectados de incredulidad—. ¿Qué haces...aquí, con este frio? —preguntó, viendo para los costados como si estuviese buscando algo.

—Perdón por venir así de la nada a estas horas de la noche. Es que necesito hablar contigo —dijo Luhan, lleno de seguridad y confianza en sí mismo aunque por dentro estaba teniendo una inundación de nervios, amenazando con ahogarlo.

—Está bien...—murmuró Jongin, moviéndose incómodo y su expresión era un poema, lleno de incertidumbre—. Hace mucho frio aquí afuera —reaccionó luego de unos momentos, sintiéndose congelado por llevar solamente una remera y unos pantalones holgados—, será mejor que hablemos adentro, antes de convertirnos en cubitos de hielo —dijo con amabilidad y de forma cariñosa, intentando ablandar la incomodidad de ambos.

Luhan sonrió a más no poder y entró a la casa, agachando la mirada para que su risita no sea visible ante los ojos del menor.

—Si quieres...podemos...eh...—Jongin hizo un ademán en dirección a los sillones que se encontraban en aquella enorme sala de estar. Luhan captó el tartamudeo y se sentó en uno de ellos, un tanto alejado del que se sentó Jongin. Estaban frente a frente, separados por una pequeña mesita llena de adornos—. ¿Quieres tomar algo caliente? —preguntó cortésmente el menor, frotando las manos en sus muslos.

—No, gracias —contestó Luhan sonriente—. ¿Hoy no está Carlos de niñero? —curioseó con cierto tono juguetón, apoyando sus codos en las manos del sillón, acomodándose.

—Los sábados son sus días libres —contestó Jongin igualando la sonrisa de Luhan, sintiéndose un poco más cálido con la repentina visita del mayor—. De todos modos, ¿qué haces aquí? ¿De que querías hablar conmigo?

—Cierto —reanudó Luhan, cambiando su sonrisa por una fruncida de labios y su rostro reflejo seriedad—. Escuché un...rumor —comenzó, no muy convencido de que aquello sea a lo que había ido a hablar pero aun así sentía el gusanito de la curiosidad picándole el subconsciente—, sobre una pelea que tuviste. Con Sehun —finalizó, esperando una respuesta a la pregunta no formulada.

—Ah...—dijo Jongin en voz muy baja, alargando la palabra hasta que quedó sin aire. Suspiró, llenó sus pulmones de oxígeno y habló—. Sí —Luhan levantó sus cejas, indignado.

One and Only. [EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora