Everybody Loves Paul

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—¿En qué piensas? —pregunta Paul en medio de una risa, moviendo su mano delante del rostro del castaño.

"Mierda" Piensa John, dándose cuenta de que su amigo acaba de pillarlo de nuevo mirándolo como si no hubiese visto un chico en su vida.

Trata de sonreír aparentando despreocupación, como siempre. Esa sonrisa ladina, indiferente, que trata de ocultar los nervios que está empezando a sentir al ver que la situación se repite cada vez más. "¿En qué voy a estar pensando, Paul? ¿Tal vez en la manera en la que pones caras cada vez que no te sale algún acorde? ¿Por qué tu pelo brilla tanto? ¿Sabías que tu nariz es perfecta? ¿O en cómo tus pestañas hacen sombra sobre tu piel?" John lo piensa, pero no lo dice.

Puede que si su amigo no lo tratara con tanta amabilidad cada vez que se comporta de alguna manera cuestionable, esos pensamientos no llenarían su mente  "¿Por qué no me miras con desaprobación cuando no soy educado? ¿No te molesta cuando pongo los pies en tu escritorio? ¿O cuando me quedo dormido y llego tarde? Hoy mismo no fui puntual, llegué a tu casa media hora después de lo acordado y sin embargo estamos en tu cama, mirándonos de frente y tratando de aprendernos la maldita canción."

John sabe que no puede decir eso ¡Jamás lo haría!  "No, Paul. Jamás te diré que tus ojos son los más bonitos que vi jamás, por muy cierto que sea. Oh, y mucho menos admitiré que tu cara me parece... Linda, sí ¿Por qué tú la odias tanto? ¿Es por tus rasgos finos? Honestamente, creo que nadie podría lucirlos mejor que tú"

Y no puede evitar hacerse las mismas preguntas cada día:

"¿Por qué eres tan agradable hasta con la gente que no conoces? ¿Sabías que le caes bien a todo el mundo? No me extraña, pero me asusta. ¡Le gustas a todo el mundo! ¡A todos, Paul! Puedes elegir con quien juntarte de entre todas las personas perfectas, todas las que están a tu altura... ¿Estoy yo en esa lista?"

"Tú sueles decirme que soy rebelde y desobediente" recuerda John. "Creo que tienes razón, soy todo lo contrario a ti, pero mira, aquí estamos."

"Supongo que puedo aguantar que prefieras estudiar con alguno de tus compañeros inteligentes, tal vez salir a dar una vuelta en bicicleta con tu amigo George, ir y besar a alguna chica linda a la que le gustes... Pero por favor, prométeme que siempre tendrás tiempo para tomar mi mano entre la tuya y colocarla bien sobre las cuerdas de la guitarra. Por favor, prométeme que no te cansarás de mi, ni de mis ocurrencias absurdas, ni de mis chistes, ni de mis bromas, ni de dormir conmigo cuando te digo que es demasiado tarde para volver a casa, ni de ayudarme a caminar cuando bebí demasiado, ni de regañarme por haber perdido la paciencia con alguien. Por favor, no te canses de mí."

"¿Te digo algo, Paul? Nunca nadie me había atrapado tanto como tú lo has hecho. Creo que no hay ni una sola persona que me conozca de verdad, solo tú. Y no te voy a mentir... Me asusta" Por supuesto que lo asusta, lo atemoriza. "¿Cómo es posible que conociéndome tanto no te des cuenta de la manera en la que te miro? ¿Acaso no ves que siempre trato de agradarte? Lo hago, Paul. Y no entiendo como puede ser que no hayas notado el interés que me causas."

"¿Acaso yo también soy tan especial para ti? No lo creo, tú tienes otras preocupaciones. Pero en serio, Paul, me gustaría mucho ser la mitad de especial para ti de lo que tú lo eres para mí."

Pero a John ya no le preocupan esos pensamientos. "Me asusté la primera vez que la idea de que me gustabas cruzó mi mente, pero ahora ya es costumbre. Supongo que tampoco es para tanto... Le gustas a todo el mundo, Paul, y hasta donde sé, yo formo parte del mundo"

"¿En qué piensas?" Como si fuera fácil responder.

—En nada, Paul.

Everybody loves Paul >>McLennon<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora