Estaba rota. Un pajarillo sin alas, atrapado en el invierno de su pesar. No me quedaba mas fuerzas para seguir. Solo era capaz de sumirme a mi dolor, sentir mi corazón lacerante por detrás de mi esternón. Solo podia evitar toda musica que me habias mandado o que me recordaba a ti.
Pero una noche, sola en el coche con mi compañero lobito, decidí escucharlas y cantarlas a todo pulmón.
Y dolia, lo juro que si. Pero en eso, empezó la primera canción que me mandaste. La escuche hasta llegar a la parte que me hizo amarla.
"Dice que lo que ha de suceder, entonces sucederá pero es dueño de su destino quien nada espera del azar y aunque me cueste creer que todo tiene una razon. La suerte es un desenlace pero no una explicación"
En ese momento el dolor en mi corazón se desvaneció, dándome esa esperanza. El que podia seguir adelante. Que no habías sido alguien que solo pasa, si no que realmente pudiste hacer un cambio en mi. Entonces supe que tú habías sido tanto mi perdición como mi salvación.
