Cap. 1. Adiós a los planes

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01 de mayo

Pétalo

Corro a toda velocidad por los pasillos de palacio, mis pies apenas rozan la alfombra celeste. Mi pelo volaba hacia atrás, ojalá no se me deshaga la trenza improvisada que me había hecho nada más despertar. Adormilada me había puesto el vestido blanco de volantes que preparé la noche anterior junto con los zapatos de tacón que ahora están haciendo eco a cada paso que doy.

Giro a la derecha, casi derrapando y acercándome peligrosamente al jarrón que nos regalaron en Navidad. Me quedo delante viendo mi reflejo deformado por su forma redonda mientras recupero el aliento, mis ojeras casi no son visibles gracias al corrector. Me había prometido que no volvería quedarme estudiando planos hasta tan tarde, pero no pude evitarlo. Caí rendida sobre la mesa babeando sobre los bocetos. Gracias a Sophie porque vino a despertarme viendo la hora que era.

Vamos Pétalo, no es momento de detenerse, te están esperando en el despacho. Empiezo con mi carrera de nuevo, mirando el reloj cada diez segundos, como así consiguiera que fuera más despacio. Dos pasillos más a la izquierda y todo recto hasta la gran puerta blanca.

No había podido entrar hasta hace dos años, cuando cumplí los 18. De pequeña siempre me ha interesado saber lo que escondían esas puertas, pero eran demasiado pesadas para ser movidas por una pequeñaja. Además, eran muy gruesas como para escuchar nada pegando el oído.

Desde que he pisado un pie ahí, solo me he llevado trabajo y estrés a mi mente, pero es parte de mi larga lista de responsabilidades.

Me detengo a unos palmos de la puerta para calmar mi respiración, ya estaba acostumbrada a estos esprints mañaneros. Tomo el pomo dorado y abro la puerta. Un fuerte olor a perfume caro llega hasta mi nariz, lo reconocía perfectamente. Pongo mi mejor sonrisa y camino dentro de la habitación, justo cuando el reloj encima del viejo armario suena dando las 9.

-Buenos días hija. - saluda mi padre en tono neutro mientras se levantada de su asiento. Podía ver por cómo se le hinchaba la vena de su sien, le molestaba mi falta de puntualidad.

-Buenos días padre, buenos días señor y señora McCracken. -saludo amablemente dirigiéndome hacia las personas sentadas dando la espalda a la puerta. Se habían girado al oírme abrir la puerta.

Para informaros, esta pareja supera la tercera de edad con diferencia. Solamente son importantes para nosotros por su empresa de transporte de barcos, puesto que nos facilitan los pagos de aranceles y la distribución de nuestros productos. Nunca me cayeron bien, solo intentan menospreciarme indirectamente. Últimamente, siempre están por palacio y es agotador fingir que adoro su presencia a mi alrededor.

- ¡Hola cielo! Ya sabes que puedes llamarme Susan. - me chilla con su voz aguda, mientras se acerca con sus pasitos hasta mí -Ya comenzaba a pensar que no vendrías a nuestra reunión. Seguro que se te han pegado las sábanas esta mañana. Estos jóvenes solo piensan en dormir, ¿verdad Harold? - dice agarrándome un moflete izquierdo y sacudiéndolo, dejándome media cara roja.

-Hola Pétalo, toma asiento. - dijo el señor McCracken. Normalmente es un hombre aparentemente clásico y formal. Contrasta con la figura de su mujer, extravagante y colorida, siempre bien maquillada.

-Bueno comencemos, ¿qué tenemos en el itinerario de hoy? - dije para centrándonos en el tema.

Nuestro pequeño reino se encuentra perdido en una isla, alejada del mundo. Esta situación siempre nos hizo encontrarnos más atrasados en cuanto a nuestras tradiciones y costumbres, pero durante varios años estamos hemos llevado a cabo un programa de adaptación para nuestro pueblo y la familia real, en la que algunas leyes están siendo modificadas y se están mejorando nuestro contacto con otras regiones y el comercio internacional. Aun así, nos queda un largo trayecto hasta conseguir nuestro objetivo.

Sangre Real -Todo por el TronoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora