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❝Argie, ¿¡Por que no nos dejas ayudarte!?❞
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❝— ¡N-NO ME PASA NADA! ¡D-Dejenme en p-paz!❞
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❝Tus grietas se abren más po', ¿no te duelen?❞
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❝— ¿Dolerme? ¡Esto no es nada, YO SUFRI COSAS PEORES!❞
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❝¡DEJA DE HACERTE DAÑO! ¡NOS ESTAS ASUSTANDO!❞
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❝— No estoy haciendome daño, estoy pagando las consecuencias de seguir con vida...❞
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Reino Unido y Argentina charlaban alegremente, caminaban por una plaza que había cerca de allí y desayunaron juntos, eran muy buenos amigos. Dejaron en el pasado las peleas, el rencor, la Guerra de Malvinas y decidieron reconciliarse para así ser muy unidos. Argentina se sentía algo feliz, olvido por un momento los insultos y los golpes de su padre para enfocarse en lo bien que se la estaba pasando con el inglés.
Hasta que el bicolor recordó algo.... A las once de la mañana se despertaba España, y si veía que el Argento no estaba en la casa, se ganaría una paliza. Se levantó asustado del banco hecho de ladrillo y miro con algo de pena al de sombrero de Copa, este poso su mirada en los labios del albiceleste, tenían un poco de sangre seca y eso lo preocupó.