I'm Friend with the Monster

CAPÍTULO 1

CAPITULO 1

 

Estaba tan aburrida de las clases y personas, que opté por sentarme sola en el comedor, después de la clase de biología. Curioso, es mi primer día y estoy progresando grandiosamente con respecto a mi vida social. Me puse los audífonos y me desconecté del mundo, aprovechando en leer un libro. Estaba tan absorta en la historia de Kayden y Clarisse, esos dos jamás podrán estar juntos en una misma habitación sin querer arrancarse la cabeza antes, entonces, alcé la mirada y había un tipo sentado frente a mí. Enarqué una ceja y me quité el audífono derecho.

–¿Se te ofrece algo?– dije con un tono poco amistoso. Lo sé, no tengo porque estar a la defensiva, es sólo que, estaba leyendo, y en serio odio ser interrumpida y más cuando estaba a punto de saber si Clarisse le arrancaba la cabeza a Kayden.

–Sí, quiero saber cómo te llamas– dijo. Cuando realmente lo miré, tenía esa sonrisa con hoyuelos que mataban por ser besados. ¿Qué diablos? En serio, el no dormir me está afectando y leer, debo dejar de leer. Pero había algo en sus ojos avellana, algo familiar.

Sonreí, me paré del asiento y fui hacía la puerta que daba hacía los lockers. Ya, soy una mal educada pero él se veía como el típico popular que perdió una apuesta y fue hacía la tipa rara que se sentaba sola. No, gracias, no quiero ser esa.

Encontré mi locker, coloqué mis libros y mientras buscaba mi cuaderno de apuntes en mi bolso alguien cerró con fuerza la puerta de mi locker. Salté y casi me da un ataque.

–¿Qué demonios te pasa?–  Grité a la rubia plástica que tenía delante.

–A mi nada, y a ¿ti?–  Sonrió. Hoyuelos estaba detrás de ella. Te lo dije, ¿No? ¿Esto no se te hace conocido? Pues a mí sí, y esto no suele terminar bien.

Di un paso más y me planté delante de ella. ¿Creyó que era una rata de laboratorio con la que podía probar quién era más fuerte? Pues, qué pena. Se topó con la persona equivocada.

Me miraba con suficiencia, como retándome.

–Al parecer, el ser estúpida se te da como un don natural, pero no te preocupes, te ayudaré a solucionar eso– agarré su cabeza y cuando estaba por estamparla contra la puerta del locker, hoyuelos me arrastró lejos de ella. ¿En qué momento se movió? La rubia sonreía más. ¿Qué demonios? Estaba por dejarla mal, muy mal ¿Y ella sonreía? Sin embargo, ella no hizo ademán de seguirme la pelea. Dios, soy una idiota. Es una trampa.

–Me lo agradecerás luego– susurró en mi oído. Y juro que estuve a dos segundos de patearlo pero me contuve porque todo empezaba a tener sentido. Me llevó hacía un salón. Literalmente me depositó ahí como a un objeto y luego cerró la puerta con él dentro.

Me miró por un segundo, como evaluando que decir. Siguió mirándome por más tiempo hasta que no pude más y le grité, – ¿Qué quieres? ¡Di algo!–

–Algo– sonrió. ¿Qué les pasa? ¿Es la ciudad sonrisas o qué? Aunque tiene una sonrisa muy… ¡Ya basta! Esto no es normal, algo extraño ocurre. De repente su mirada se endureció, consciente de su cuerpo, me sentía pequeña y eso no me gustaba.

–Siento que Elha haya hecho eso, al parecer aún no capta que hemos terminado y bueno, no tolera que le hable a ninguna chica–  dijo mientras me evaluaba.

–Ya, ¿Y eso te da derecho a meterte cuando estaba por arreglarle el rostro?–

Sonrió.

¿Mencioné que su sonrisa me provoca? Me provoca querer borrarla con mi puño.

–¿Podrías dejar de cambiar de estado de ánimo tan rápido? Es desconcertante. –

Su sonrisa se fue desvaneciendo, dejando entrever que mi inocente comentario no fue bien recibido. Lo sé, muchas veces la conexión de mi cerebro con la de mi boca no se llevan y bueno, he ahí los resultados.

–No te acerques a Elha. De ser posible sal de su camino y todos estaremos bien.– Terminó de decir con una mirada dura. Abrió la puerta y salió del salón sin más.

Me quedé mirando la puerta perpleja por varios minutos hasta que salí de mi estupefacción. Unos segundos bastaron para llegar a una conclusión: Él está drogándose. ¿Realmente piensa que voy a evitar a la perra plástica?

Gracioso, esto recién empieza.