ton visage - capítulo 5

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—Bueno, Alba, ¿qué te parece? A riesgo de parecer un poco pedante, debo admitir que creo que mi deconstrucción de tortilla de patata está de escándalo. —Alba pudo contemplar la satisfacción en sus ojos. No quiso cagarla el primer día.

"Yo si que te voy a deconstruir a ti la cara, que todo lo que tienes de guapa lo tienes de idiota, que mal gusto para hacer comida, hija, como no metas unas croquetas con bien de jamón y de sustancia al puto menú, no tiene arreglo... Es que es para matarla, pues no va la tía, me separa la tortilla de patata por fascículos y la llama plato moderno. Qué mal gusto."

Se calló lo que pensaba y simplemente asintió.

—Oye, pero ¿no has pensado en meter algo más... tradicional al menú? —Preguntó, no queriendo pasarse de la raya, no le convenía enfadar el primer día a su jefa. —Unas croquetas o algo.

—¿Croquetas? Oh, claro, estaría bien. —Dijo la chef, con un tono bastante alegre. —Seguro que puedo crear alguna textura similar al rebozado, quizás una tempura... Dios, Alba, ¡que buena idea! Deconstrucción de croquetas, es algo súper moderno, no lo he visto en ningún restaurante. O quizás algún tipo de esferificación con la bechamel...

"Me pego un tiro como esto sea siempre así" pensaba Alba para sí. "Con lo sencillo que es hacer las croquetas normales, coño, con su carne del cocido, o su jamoncito".

Se mantuvo quieta y callada, sin demostrarle a su jefa el profundo desagrado que le había producido su vuelta de tuerca al plato.

La morena sacó de uno de los bolsillos de la chaquetilla un bolígrafo y una libreta, mientras Alba se aguantaba las ganas de abofetearse a sí misma porque Lacunza fuese a destrozar otro adalid de la gastronomía española en pos de la modernidad horrible que le esperaba a la cocina tradicional vista desde el filtro de aquella chef.

Se avecinaban malos tiempos para las tabernas de pueblo.

Continuaron practicando varios de los platos durante al menos una hora más, hasta que Alba fue capaz de prepararlos con la suficiente rapidez. Entonces, y solo entonces, Natalia la dejó descansar, siendo ya casi las doce del mediodía.

—Hora de tomar un tentempié, ¿qué te apetece? —Preguntó la chef, limpiándose las manos en uno de los grifos de la cocina.

—Pues...— Se lo pensó durante unos segundos. —Tengo bastante hambre, me gustaría un montado.

—¿Un montado? —Preguntó Natalia con incredulidad.

—Si, ya sabes, dos trozos de pan... Entre los que puedes meter ingredientes... Y que se sirve con una bebida. —Alba no quiso sonar condescendiente pero no pudo evitar el tono de voz que le salió al intentar explicar a una horrorizada Natalia a qué se refería.

—Sé lo que es. ¡¿Quieres un bocadillo?! —Su expresión facial mostraba algo más allá de la sorpresa.

Sin embargo, Alba solo asintió.

—Un bocadillo pequeño, pero si, chef. —Admitió.

—¿Vienes a mi puto restaurante de tres estrellas Michelin y me pides un bocadillo? —Se le estaba empezando a hinchar la vena del cuello, algo que Alba no interpretó como una buena señal.

-

La Natinatasha se ha enfadao y se va a cargar a la rubia con el cuchillo jamonero por decirle que quiere un bocata.

Ays estos chefs modernos que fácil se ofenden.

¡El domingo más!

entre fogones // albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora