Hangar 18

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Neila, era ingeniera aeroespacial en una base del ejército, situada en una pequeña isla no muy lejos de la ciudad.

Su tarea era calcular, diseñar, modificar equipos y sistemas mecánicos utilizados por los militares, incluso controlar procesos de producción, además de evaluar, planificar, dirigir, optimizar y ejecutar proyectos de ingeniería. Se había convertido en una pieza fundamental para el desarrollo y crecimiento de las fuerzas armadas de su país.

Ella estaba al tanto de los últimos avances tecnológicos, por lo cual sospechaba desde hacía ya un tiempo que estaban utilizando algún tipo de conocimiento científico avanzado que era secreto por algún motivo. Sus superiores solamente le informaban lo estrictamente necesario para el armado de sus aeronaves, sin dar explicaciones de la procedencia de la tecnología o materiales para la construcción de tan avanzados aviones, cohetes e incluso misiles.

Tras varios años en el mismo puesto, recibió la oferta para ser trasladada a la torre de oficinas nueve, qué quedaba ubicada justo enfrente del misterioso hangar dieciocho. Había mucha reserva sobre lo que sucedía en ese lugar, sus jefes e incluso muchos de sus compañeros evadían o no contestaban sus preguntas acerca de lo que sucedía allí. Si bien le daba mucha curiosidad, no era algo que le hiciera perder el sueño, era muy feliz de dirigir varios proyectos y ayudar a su país a ser el líder mundial en lo que respecta a tecnología aeroespacial, siendo ella imprescindible para que esto fuera así.

Al año siguiente, cumplió diez años prestando servicio en el ejército. Después de una modesta fiesta en su oficina, recibió un llamado de un superior que en toda su estancia en el lugar había tenido contacto con ella y menos aún lo conocía personalmente. Si bien sintió temor en un primer momento, le tranquilizó la idea de que ella había hecho un excelente trabajo en todo el tiempo que trabajo allí. Se acercó a su despacho, el superior estaba de pie junto a la ventana de espaldas a la puerta, la saludo sin darse vuelta:

-Hola señorita Neila, tome asiento por favor-exigió.

-Hola-respondió algo nerviosa.

-Como sabrá, soy la persona de más alto rango aquí, voy a ser franco y directo-le informo.

-¿Hice algo malo?-se le hizo un nudo en el estómago.

-No en absoluto, no hay nada temer. Voy a trasladarla de su ubicación en la torre nueve-le comunicó.

-Pero yo estoy haciendo un excelente trabajo en mi sector y nunca he tenido una queja de mis superiores ¿Por qué van a trasladarme?-se molesto.

-Es por esa misma razón, vamos a enviarla a un sector dónde podemos explotar su potencial-prosiguió-usted cumple con los requisitos requeridos para el puesto y ha estado diez años en las instalaciones; según los informes, es una persona en la que podemos confiar.

-No sé qué decir, estoy muy sorprendida-dijo perpleja-¿A dónde me van a reubicar?-pregunto asombrada.

-Al hangar dieciocho. Supongo que ya habrá oído hablar de ese lugar. Tiene el nivel más alto de clasificación, así como también de seguridad, por lo que le vamos a exigir firmar unos papeles y que por favor cumpla con todos los procedimientos requeridos-ordeno- si por alguna razón no puede seguir las indicaciones lamentablemente va a tener que abandonar nuestras instalaciones, no sólo el hangar sino cualquiera de las bases del ejército en este lugar, o de cualquier otra en el país-le advirtió con vehemencia.

-¿Cuándo comienzo?- se apresuró a preguntar.

-Déjeme terminar las aclaraciones-dijo sentándose junto a ella a una muy corta distancia para intimidarla-el lugar dónde va a trabajar es y será el futuro de nuestro país. Si no puede cumplir los requerimientos, lamentablemente tendrá que dejar de trabajar para nosotros-se cercioro que haya entendido el mensaje con una dura expresión de su rostro.

-No voy a tener ningún problema, es un honor para mí trabajar en este lugar y aún más servir a mi país ¿Cuándo debo comenzar?-volvió a preguntar animada.

-Mañana a primera hora. Mi secretaria ahora mismo le hará firmar la documentación solicitada, luego de unos simples análisis médicos y psicológicos comenzará con sus tareas.

-¿Puedo saber que clase de tareas voy a realizar?-quiso averiguar.

-No. Hasta que terminen las pruebas, quedará incomunicada en un sector aislado y mañana el coronel Bentley le indicará sus tareas-le entregó una tarjeta con su teléfono- si tiene alguna duda, este es el momento, no puedo decirle nada del proyecto y si quiere dar un paso al costado es ahora.

-Por supuesto que no, estoy muy decidida-afirmó.

Aunque no sabía que tipo de trabajo tendría que realizar, Neila no iba a dejar pasar la oportunidad de su vida, así que acepto la oferta y procedió a realizarse los análisis, que fueron efectuados por una colega muy amiga que conocía hace años, por lo cual se sintió más segura. Los resultados estuvieron listos en pocas horas, no hubo ningún contratiempo, los estudios salieron perfectos. De allí fue llevada a una modesta habitación donde descansaría y a primera hora de la mañana comenzaría a trabajar en el famoso hangar dieciocho.

Neila despertó antes de que sonara el reloj despertador, estaba extremadamente ansiosa, se bañó, desayuno y revisó su valija un millar de veces para estar segura de que llevaba todo lo necesario. Finalmente alguien tocó a su puerta, era el coronel Bentley, muy conocido en el ejército por su mal carácter, él estaba a cargo de llevarla hasta el lugar. Hizo una última mirada a su portafolio, respiró hondo y salió. Los minutos hasta el ingreso se le hicieron eternos, llegaron a una barrera custodiada por dos militares, presentaron la documentación y pasaron, luego de unos cuantos metros se detuvieron, se apeó del Jeep y se dirigieron al portón principal, tuvo que pasar por varios accesos restringidos, para los cuales ya le habían hecho crear una clave que no debía decirle a nadie. El último acceso requería su huella digital y un escáner de retina que fue previamente registrado. Al terminar el escaneo, una pesada puerta blindada de forma redonda se abrió lentamente, dejando escapar un extraño vapor, cuando este se disipó, no podía dar crédito a sus ojos. 

Hangar 18Where stories live. Discover now