Locutor. Capítulo 1;

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—¡Revisen sus carpetas! Hay un repaso antes de la prueba.— Dijo con cara de pocos amigos la mujer de cabellos rubios y ojos verdes, la profesora de Lengua de secundaria básica o liceo.

—¿Estudiaste?.— Pregunté en bajo al unísono de los murmullos de mis compañeros de salón, todos preguntábamos lo mismo. Realmente sólo estudiaban los que necesitaban un diez absoluto al final del trimestre, y así, aprobar; a mí nunca me interesó eso, bueno, si lo ha hecho, pero ahora no es mi problema.

—Ayer recién empecé, no dormí nada.— Respondió mi amiga Selene, la cual no solía estudiar muy a tiempo que se diga, era una chica de cabellos con bucles muy bonitos que yo amaba.

—Y bueno, eso te pasa por pelotuda.— Cuando alegué eso, la profesora me miró con esa cara de ella, la que no me dá miedo pero debería. Suspira y Selene soltó unas risas bajas.

—No seas tarada, repasá.— La que se sentaba conmigo, la chica de bucles preciosos y chistes turbios pero graciosos, me miró y yo me limité a mirar a la maestra, la que me daba suficiente rabia como para sacarme un diez sin repasar o siquiera estudiar. Así que nisiquiera lo había hecho.

—No lo voy a hacer, no necesito repasar para una prueba de Lengua.— Observé de nuevo a mi amiga que repasaba no muy concentrada, entonces saqué mi cuaderno de dibujos de cuando no hago nada.

Comencé a mover el lápiz, creando algunos mamarrachos y algunas formas raras, me gustaba dibujar cualquier cosa de mi mente tan creativa, tanto cómo para crear esta historia, que jamás pasaría en otro lado, ya que es una locura.
¿Es una locura escapar de una cárcel sólo para volver a ver un paisaje verde? Seguro que sí, pero mucha gente lo hace; mi paisaje verde es Alejo, y pronto verán, el entorno de mi cárcel y cual es la razón por la que quiero hacer un túnel, con una cuchara, tirar los restos del pozo en los baños y salir sin que nadie me vea. Para que sólo noten mi ida.

—¡Tengo diez!—. Dije emocionada y feliz hablando con Selene, la cual se había sacado un 8,50.

—Que bueno.— Agregó Nicole desde atrás, ella se sacó un nueve; por supuesto eso estaba genial pero ella amaba escribir y amaba lengua, necesitaba un diez y un nueve era malo según ella, aunque en mi mente estaba loca, cada nota era diferente y tenía diferente impacto para cada uno.

—Ustedes se pone así pero imagine se de mi lugar, ¡6,50! ¡¡6,50 ME SAQUÉ!!—. Exclamó indignada Marcela, no era de las que aprobaban, pero era buena chica y todos valorabamos eso. Bueno, casi todos.

—¡Eso te pasa por pelotuda!—. Gritó desde el otro lado del patio Facundo, un chico con problemas en casa al parecer, O eso dicen que les pasa a los chicos de mala conducta. Lo único que sabíamos en nuestro grupo era que el se llevaba todas las materias excepto educación física.

—¿¡PORQUE NO CERRÁS EL CULO ANALFABETO!?—. Mi carácter hacia esa gente no era muy agradable que se diga, y no es como si ninguna tuviera un buenos recuerdos con ese chico en específico.

Yo, por un lado, mi primer día en esa escuela me senté adelante, en el primer asiento de la fila de la izquierda ya que no tenía lentes y menos podía ver desde atrás. Dibujaba en mi cuaderno, Facundo se acercó y comenzó a rayar la hoja, ¿yo iba a dejarme molestat por un flaquito de 1.54? Claro que no. Me levanté, lo agarré por donde sostenía mi librito y lo miré, en ese tiempo mis cabellos eran cortos, ni siquiera llegaban a mis ojos y estuve todo el día callada. "—Soltalo." Me acuerdo que le dije, o algo similar. Y él me había dicho "—Soltame tarada." Le arranqué el cuaderno y me volví a sentar, mis nervios estaban por las nubes ya que las miradas de todos esos desconocidos en mi espalda eran abrumadores.
También hubo escenitas en el despacho del director, cerca de las escaleras, grupos de chat, etc. No tenía entendido muy bien si le había hecho algo a mis amigas algunas vez...
De todas formas, sí sabía algo sobre que hubo una historia entre Marcela y Facundo, aunque no entraré en detalles ya que no lo tenía y no lo tengo confirmado.

—¿Que mierda te pasa gorda pelotuda?—. No me quedé en silencio aunque eso me haya dolido, los comentarios sobre mi cuerpo eran dolorosos para mí; aunque no pasaba nada, estaba bien. Todo estaba bien.

—Decimelo a la cara hijo de re mil puta, dale mierdita.— Obviamente ese pequeño no se acercó, había una diferencia grande en fuerza y altura. Tras algunos insultos me fuí con mis amigas a las escaleras del escenario.

—Es un tarado, gracias Kiara.— Marcela me sonrió y yo correspondí a esa tierna sonrisa.

—De nada.—

Pasó la etapa de clases y aprobé todo, no me fijé en lo absoluto las notas de mis compañeras ya que no soy del tipo de gente que no hace. Las vacaciones comenzaron de manera efímera, diciembre fue un mes tranquilo, y por lo que pasaría; serían las más raras vacaciones de mi vida, e innolvidables sobre todo.

Un día de diciembre, del cual sinceramente no recuerdo, conocí por un foro de rol (El rol es el papel o función que alguien o algo representa o desempeña, por voluntad propia o por imposición. La palabra, como tal, proviene del inglés role, que significa 'papel de un actor', y este a su vez viene del francés rôle.) a un chico, no tengo memorias de ese día, ni tampoco es como si quisiera tenerlas.
Revisando mi teléfono, lo agregué en diciembre, antes de navidad. Le había dado mi número de teléfono...y eso sólo fue el principio.
Hablaba con él cada día, por horas y horas, y horas, y horas. Su nombre era Alejo; un chico de rulos, lentes y baja estatura, un chico tierno con, según yo, preferencias en gustos carnales. Hablando claro, prefería más a los chicos que a las chicas y yo a las chicas más que a los chicos.

Jugaba al chinchón con mi abuela llamada Nelida, a la cual siempre le he ganado en ese juego. Mi preciada abuela, que escuchaba los audios de mi enamorado, sonreía y rest ante las groserías que le mandaba.

—Tiene voz de locutor.— Agregó mi abuela, y yo reí.

—Si, la re voz.— Contesté, ella tenía razón. Para ser bajito, tenía una voz algo...grave.

De ahí salió su apodo, "señor locutor", "locutor", etc. A medida, me fuí acostumbrando a esa voz que hoy en día oraría por escuchar. ¿No les ha pasado que no creen en dios, pero suelen pensar que existe? A mi sí, el Locutor en esta secuencia sería Dios, y yo sería católica.
Pasaban los días y yo iba notando algo levemente raro en el Locutor, cuando jugabamos a preguntas y él respondía, sentía algo adentro que me decía que ciertas respuestas iban con intención de atraer mi atención. Como ejemplo, había preguntas sobre si él me correspondería si yo me declarase, y el daría un sí no muy directo, algo de eso.
Cada día que pasaba, me iban interesando más y más sus respuestas las cuál es solían ser mías con cualquier persona antes de que me rompiesen el corazón. Soy de ese tipo de personas enamoradizan, que de repente se interesando en alguien hasta que, de un día para otro, se aburren. La flame se apaga.

Una madrugada donde yo estaba aburrida, le mandé un audio al Locutor, admitiendo que noté el interés en mí y diciendo que él me gustaba, pero que borraría los audios ya que me gusta hacerlo confundir.
Al terminar, borré esa nota de voz y me quedé acostada, mirando Netflix.
Cuando sentí mi móvil vibrar, lo prendí y ví un mensaje, de Alejo, diciendo "Me llegan los mensajes borrados..."

Mi exalto fue tal que lo bloqueé sin pensarlo.

Fin del capítulo 1.





Autora: kkiara0ok

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2020 ⏰

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