Piensa

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Sana estaba pasando un buen momento conociendo los alrededores, no se preocupaba mucho de donde estaba exactamente, vagamente recordaba la calle anterior por la que había pasado, estaba más concentrada en lo que sus ojos veían al frente y lo que la bella ciudad tenía para enseñar.

Solía guiarse bien con el mapa de su celular, pero esta vez no quiso trazar una ruta, de todos modos bastaba con leer una calle para que el inteligente GPS le dijera como volver. Comió algunas cosas de los típicos carritos callejeros, compró algunos recuerdos que enviaría a Japón para que sus amigas no crean que las ha olvidado. Sólo cuando sus piernas se sintieron cansadas decidió reposar, eligió una banca perfectamente ubicada bajo un árbol.

Respiró hondo con sus ojos cerrados, intentando recuperarse de la extensa caminata, quizás al fin estaba haciendo efecto el cansancio del viaje en avión. Pensó que ya era hora de volver, aún no termina de distribuir bien sus cosas y prácticamente sólo la sala está ordenada, ahora vivía sola y su madre no haría esas cosas por ella, debería comenzar a ser más responsable. Contó mentalmente hasta diez para disfrutar un poco más, luego revisaría su celular y volvería a la recidencia.

Pero lo terrible pasó, su celular no encendía. Intentó conservar la calma, logró encenderlo por cortos segundos donde sólo saltó una notificación: Batería baja.

No sabía qué hacer, el idioma ya lo manejaba casi a la perfección por lo que podía pedir ayuda, pero el lugar parecía ser el menos concurrido y no todos tenían un rostro amable para preguntar. Tenía que pensar en sus ventajas, tiene comfianza en sí misma, sabe que es linda y que se le hace muy fácil socializar con mujeres, de hecho les coquetea de forma sutil, así que sus ojos ya buscan a alguien.

Su vista chocó con alguien que le quitó el aliento, una sensación parecida nunca había tenido antes, el flechazo llegó y Sana puede apostar que no es como el resto de chicas con las que se ha involucrado. No lo piensa demasiado, sólo se deja llevar, planea algunas plabras dulces que hace a la mayoría de chicas caer, porque aunque sea sensacionalmente especial, Sana sabe que es una desconocida.

-Hey- Llamó con amabilidad- Siento molestarte, mi celular se ha descargado, me mudé hoy y no sé como volver a mi recidencia... Me llamo Sana- Finalizó con una pequeña sonrisa, esa que sabe tienen efecto.

-O-Oh...- La chica la vio a los ojos, un poco sonrojada- Claro... ¿Recuerdas la dirección? Podría decirte qué autobús tomar

-La recuerdo, y te estaría muy agradecida... pero en serio tiendo a olvidar las cosas y despistarme- Sana rascó su nuca con inocencia- ¿Tú tienes algo que hacer? No te quiero molestar, para nada- Negaba seria con sus manos- Pero sería de ayuda si... si pudieras guiarme, por favor

Sana colocó ojos suplicantes y honestos, en parte era verdad, sabía que podría distraerse y perderse otra vez, lo cual no era una opción.

-La verdad es que sólo vine a dar un paseo para despejarme, no vivo muy lejos de aquí- Explicó la chica- Yo soy Dahyun

Comenzaron a caminar juntas, Sana mantenía su leve sonrisa amable e intentaba no ver mucho a la recién conocida, pero por el rabillo del ojo notaba como era observada y ya estaba casi segura de tener una oportunidad. Dahyun se manejaba bien por esas calles, lo cual era perfectamente esperable, se detuvieron en una parada de autobús.

Había un silencio sólo un poco tenso, Sana sentía el nerviosismo de Dahyun, tomó aire y entabló una casual converzación. Le explicó que era extranjera y no conocía mucho el lugar, a lo que Dahyun no tardó mucho en picar el anzuelo de Sana y recomendarle muchos lugares por visitar, de a poco entrando un poco más en confianza.

El autobús llegó y subieron juntas, pagaron y pasaron hasta el final ya que estaba algo muy lleno, con dificultad podían moverse. Dahyun se acercó sólo un poco para decirle a Sana que el viaje no sería largo, esto para tranquilizarla. Sana esperaba que si había mucha gente podrían estar más cerca, para así coquetear de esa forma sutil que ella conoce y ponerla nerviosa, pero pasó algo que no esperaba.

10 segundos - SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora