Prólogo

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Luego de despertar, me dí cuenta que no recordaba nada, una cantidad de datos en mi cerebro habían desaparecido, y por algun motivo, al abrir los ojos algo en mi cerebro repetía la misma frase una y otra vez.

Esto no es real.

Me senté en la cama en la que me encontraba, mientras mis pies se movían en el aire frío. Puse mis manos en la cara, con una frustración notoria, ¿dónde estoy? ¿qué diablos pasó? ¿por qué no recuerdo nada? Intenté repetir cosas de las que si me acordaba, teniendo en cuenta que algunas podrían ser producto de mi imaginación y no de la realidad.

Me llamo Lana Framer... soy... estoy... mi...

Pongo la cara sobre la almohada blanca y empiezo a gritar. Solo unos segundos después me di cuenta de que el cuarto donde me encontraba no tenía nada mas que la cama y una mesa con un plato sucio y un vaso en igual estado. ¿Habré sido yo quien se comió todo y no recuerde nada?

Quería salir de este maldito lugar, tan silencioso que mis pensamientos podrían ser escuchados. Me levanto de la cama y tiemblo un poco al tener contacto con el suelo frío. Todas las paredes son del mismo color, blancas. Me acerco a cada una intentando encontrar una salida, pero no la hay. No hay puerta, ventana u agujero secreto por donde salir. Pero la misma voz en mi cabeza retumba.

Esto no es real.


Escucho un reloj en mi cabeza, tic, toc, tic, toc. El sonido hace que mi desesperación aumente y estoy casi segura de que esto no es nada bueno. Me volteo rápidamente al sentir la presencia de alguien a mis espaldas.

—Hola, Lana.

El hecho de haber confirmado que una de las afirmaciones que tenía en mi cabeza era verdad no quitaron el hecho de cayera al suelo después del escalofriante saludo de un hombre con traje azul marino cuyos ojos hacían contraste con el mismo. El desconocido extendió su mano, y yo la miré, sin intención alguna de tomarla. Puse mis manos en el suelo y me empujé para levantarme, el hombre con una media sonrisa guardó su mano en el bolsillo.

—Sé que no me conoces, pero no te haré daño. Mi nombre es Tristan Caffrey.

En algun momento de mi vida, tal vez consideré los hombres como el, atractivos, pero en este momento, me recuerda al mismísimo infierno.

—¿Qué es este lugar? 

Dio un pequeño paseo por la habitación antes de responder, tocando su boca suavemente con las manos.

—Esta, hermosa Lana, es tu casa, el inicio de tu nueva vida.

New life (2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora