⇟ ᶜᵃᵖíᵗᵘˡᵒ úⁿⁱᶜᵒ ⇟

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La gran tormenta había empezado a azotar contra todo el poblado tailandés con suma euforia y potencia. Los vientos que había traído consigo eran sumamente devastadores, sin mencionar los rayos que impactaban contra cualquier sitio y que no permitía a los ciudadanos descansar en paz.

Ni siquiera los rezos y las campanas resonantes en los templos budistas, fueron capaces de obtener clemencia por parte de la gran tormenta.

El sitio se mantenía en un completo caos, el cuál era contemplado por Chittaphon. Él era un pequeño niño de tan sólo 6 años, que no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba bien o mal.

Como cualquier niño, sólo pensaba en jugar y divertirse con sus amigos, los cuáles por razones obvias no podían venir a su casa y menos siendo las dos de la madrugada.

Se supone que para esa hora, él ya debía de estar dormido. Pero la curiosidad y más que todo su miedo, no le permitían cerrar sus ojitos cafés en su lecho de sueño.

Para el pequeño, era inevitable no sentir temor y menos al ver todo el espectáculo dantesco que ocurría afuera de su hogar.

Un suspiro pesado escapó de sus pequeños labios, los cuáles delataban su inocencia al igual que todo su bien formado rostro y cuerpo.

No podía dormir, y tampoco quería hacerlo. Tenía temor de la gran de lo que pudiera salir de su armario o de la parte baja de su cama. El pobre no quería morir devorado por los monstruos, y menos siendo tan joven.

Aunque sabía que sino lo hacía, iba a tener problemas para levantarse y sus padres lo regañarían por no haber dormido bien, además de estar creyendo en fantasías que según ellos, los otros niños de la comunidad le contaban para asustarlo.

--Tengo miedito...-- susurró el pequeño pelinegro; cabizbajo.

Por consiguientemente, el pequeño niño se encaminó hacía su pequeño altar de Buda. Cuándo ya estuvo ahí, observó fijamente a la estatua el cuál, estaba adornado por velas además de ofrendas y luego se puso de rodillas con sus ojos aguados.

--Quiero mimir Señor Buda, pero no puedo~~ tengo mucho miedo del señor monstruo.-- le explicó el menor al altar que estaba al frente suyo.

De repente, un rayo cayó justamente al lado de la casa en donde residía Chittaphon junto con su familia, causando que éste soltara un agudo grito que provocó que las velas se apagaran y que huyera a su cama con mucho temor.

Tragó en seco al percatarse de que ahora su habitación era presa de la más espesa oscuridad, lo que hizo que su miedo se incrementara. Su corazón latía con fuerza mientras el sudor bajaba por su sien con mucha prisa.

Por simple inercia se aferró a las frasadas de su propio lecho, y como si todo estuviera fríamente calculado empezó a escuchar unos sonidos bastante extraños.

Lágrimas de desesperación empezaron a brotar de sus ojos, sintiéndose decepcionado de sí mismo. ¡No podía llorar, él era un niño valiente!... O eso era lo que solía decirle su progenitor masculino.

Repentinamente, sus vellos se erizaron al escuchar algo debajo de su cama. Sus ojos se abrieron como platos al ver a una sombra asomarse a un lado suyo. Al principio pensó que solamente eran cosas de su propia imaginación, pero todas esas ideas se esfumaron al ver a unos ojos rojos brillar con intensidad.

--¡Se-Señor mo-monstruo, no me haga nada por favor!.-- suplicó el menor, mientras cubría todo su pequeño cuerpo con las frazadas.

Sin embargo, la bestia no parecía tener intenciones de perdonar su vida por lo tanto, el pelinegro simplemente cerró sus ojos con fuerza y esperó su inminente final.

☠FearsᵀᵃᵉᵀᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora