No sé nada...

8 1 0
                                    

Unos brazos me envuelven y el calor me es familiar de una forma u otra, abro los ojos y no reconozco dónde estoy, solo recuerdo estar en el súper Mercado.

Intento incorporarme recibiendo una punzada de dolor atrevesar mi cabeza, haciendome Jadear fuerte y mi vista se nubla.

Unos pasos se apresuran a mí y no me da tiempo a reaccionar, no sé como voy a parar al suelo.

Instantáneamente de revés puedo ver al chico extraño del Super mercado, mirarme con el ceño fruncido.

-Puedes levantarte?

Mis ojos se acentúan, tratando de aclarar mi vista y acostumbrarme a la poca luz que se disparce por la habitación. Hago el intento de levantarme y fracaso en el intento ya qué mis piernas pierden fuerza.

El chico me ayuda a levantarme antes de que me humille más y le pida el favor.

-Gracias... La verdad no sería divertido si te lo hubiese pedido.

Este me observa con su cara estoica, sus gestos son nulos y su mirada profunda, no puedo distinguir ninguna emoción, es como si fuera una persona helada incapaz de transmitir sentimientos.

-Qué haces aquí? ¿Quién eres?

Lo miro un poco extraña, la verdad es qué entiendo su pregunta, no sé dónde estoy o qué hago aquí o porqué hay tan poca luz aquí.

-Estás en mi casa. Te desmayaste en el super mercado, no podía dejar qué te quedarás ahí,  estaba a punto de cerrar y no reaccionabas. La poca luz se debe a qué mis ojos son muy sensibles y no resisten la luz uv por mucho tiempo. Es un tipo de alergia.

Mis preguntas son respondidas una detrás de la otra, es como si pudiera leerme la mente.

-Eso sería ilógico.

Mi corazón late muy rápido, juraría que puede leer mi mente.

-Qué sería Ilógico?

-Qué pueda leer tu mente, esas cosas no se pueden hacer.

Me relajo instantaneamente, pero recuerdo que mi papá dijo que vendría por mí y me apresuro a ubicar mi mochila sin tener éxito.

-Dónde está mi mochila?

Esté me la tiende, la tomo y un escalofrío me hace dar un respingo.
Ignorando esto, comienzo a buscar mi teléfono, encontrandolo descargado, muerto, sin batería.

-Mi papá me va a matar y siento qué mi cabeza va a estallar.

Mi frustración sale a flote, y este me tiende una pastilla y un vaso de agua. Ganandose una mirada de desconfianza.

-No es droga, ni veneno, es para aliviar el dolor de tu cabeza.

Lo miro con desconfianza, su cara muestra fastidio y no lo culpo.

-Cómo podría confiar en un extraño?

-Estamos en la misma situación, tu serías una extraña y sin embargo te he traído a mi casa.

-Buen punto.

Tomo la pastilla junto al vaso y lo tomo, la pastilla amarga un poco y mi cara se vuelve un poema.

-Mi nombre es Matilda, salí de la escuela caminando, de un momento a otro estaba pérdida y no sé nada.. De cómo llegué aquí.

- Ya veo... Pero Creí que tu nombre era Madisson.

Mis mejillas se calientan, creo qué estoy enoja y avergonzada. La desconfianza me invade.

-Cómo sabes mi nombre?

-He leído tus credenciales.

-Quién te dio permiso para revisar mis cosas?.... Eres un atrevido.

Me apresuro a revisar mi mochila y asegurarme a qué no falte nada.

-Creo qué te hubiese gustado qué te dejara ahí fuera, para cuando despertarás, hacer quién sabe qué.

-Pues me hubieses dejado no te pedí qué me trajeras, además mi papá estaba a punto de llegar a buscarme.

-No creo que hubiese llegado, eso sería imposible.

-Por qué sería imposible?

La curiosidad me da cabida, es cómo si hablara de algo imposible, y cuando lo pienso bien, este sujeto me aterra y mucho.

-Cualquier persona no podría llegar aquí.... Quizás con la luz del día, pero por la noche, estarían perdidos.

Su mirada está fija en una ventana que está detrás de mí, no la había visto antes, ya me he acostumbrado a la poca luz y puedo ver todo lo qué me rodea a la perfección.

La cama dónde me encuentro es muy amplía, parece ser una habitación decorada en tonos antiguos, colores ocres pero no sabría identificar bien ya que la luz no es la adecuada para distinguir unos de otros.

El está recostado en una mesita de madera,  me parece más alto qué antes, sigue siendo sexy, pero aterrador y creo que no es buena combinación en una persona del sexo masculino, podría ser un asesino o cualquier otra cosa.

Pienso en sus palabras, y cada una de ellas no tiene sentido. ¿ porqué mi padre no vendría?. Soy su hija debe estar preocupado, la culpa me agita el pecho y casi me pongo a llorar. No entiendo nada, absolutamente nada.

-Hablas cómo si esto fuera un lugar o pueblo fantasma.

Este vuelve a fijar su vista en mí, para luego apartarla.

-Me puedes decir Scott, solo te puedo decir eso y tendrás que quedarte aquí toda la noche.

-Porqué?

-No podemos salir.... No hasta el amanecer.

Lo último fue un susurro que traspasó mis huesos, no tiene sentido, pero creo que estoy comenzando a sentir miedo y esa palabra no es muy buena junto a mi nombre.

-Puedes cargar tu teléfono, en la parte Izquierda de la cama junto a la pared hay un conector.

Asiento y le agradezco. Este comienza a salir de la habitación y me pregunto qué tiempo habrá pasado.

Me incorporo aún sintiendome débil, pero decido caminar un poco y quiero saber porqué rayos no puedo salir o porqué rayos mi papá no vendría a buscarme.

Intersecto a Scott en lo qué parece ser la sala o no sé bien, pero parece una.. Aquí la luz es más clara y puedo ver bien. Este está acostado en un Sofá, la sala se ve muy moderna en comparación con la habitación.

-Qué quieres?

-¿Saber la hora?,¿ dónde estamos?, ¿cómo llegué aquí?, p?or qué mi papá no puede venir a buscarme si el me dijo que lo esperara en el super mercado donde te vi?.

Se incorpora bien rápido, clavando su mirada en mí, provocando que me encoja de hombros y deseando no hacer tantas preguntas, ya qué no sé cual de todas lo ha incomodado o causado su reacción. Pero una seña de sonrisa se asoma por sus labios, pero no es una sonrisa cualquiera, me ha puesto la piel eriza, cosa qué es casi imposible.

De un modo u otro mi mente me dice qué debería correr, qué es un depredador, qué si me quedo no estaré segura. Solo me queda rogar a Dios que me permita salir de aquí con vida.

-Si tu padre es lo qué creo qué es, podrás irte antes del amanecer, pero sino, tendras que pasar la noche completa junto a mí. Pero descuida no tienes qué tener miedo de mí. Pero si de lo qué hay afuera.

Mi mente se queda en blanco... De qué diablos está hablando este tipo?

-Basta!!... me estás asustando.

-Deberías estarlo.

Sin más volvió a recostarse y cerrar los ojos dejandome con la intriga y asustada. Mi corazón estaba frenético. Una pregunta estuvo rondando mi cabeza toda la noche.

¿Qué Diablos hay allá afuera?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 07, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Free!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora