Momo tiene en sus manos la caja más pesada de todas pero para ella es tan ligera como una pluma. Su padre tira de las maletas con dificultad para sacarlos del coche, la camisa de cuadros empapada con sudor.
Cuando por fin termina, le da un pequeño beso en la frente, acariciando su pelo con suavidad. Momo entiende que su padre no quiere conocer al compañero de cuarto de su nena. El Yaoyorozu mayor nunca ha sido tan social como su mujer y todavía se siente culpable, pues su hija ha heredado esta característica de él. Lo bueno es que, de paso, ha aprendido a escuchar a la gente y, gracias a los dioses, Momo también conoce de esta habilidad.
Momo sube las escaleras (sus maletas van en el ascensor con una señora muy maja), sus piernas morenas por el sol de Cuba y entrenadas duramente por su abuelo no se resienten ni temen ante tener que subir seis pisos, ya que es la adrenalina de ser independiente, por fin, de los brazos de sus queridos familiares.
-Bien, Momo- se susurra a sí misma, con sus manos temblando frente a la puerta.- Aquí empieza una nueva etapa de tu vida.
Toca tres veces a la puerta con una sonrisa. Un "YA VOY" retumba por toda la planta y Momo retrocede, asustada por el hecho de que igual se ha equivocado de casa.
-¿Qué coño quieres ?- pregunta un muchacho y Momo traga saliva, porque está apenas unos centímetros de su cara. Retrocede un paso y vuelve a sonreír, con las manos nerviosas enredándose entre sí. El chico es, por lo menos, intimidatorio. Sus ojos son de color carmín, su pelo es rubio y muy despeinado, sus brazos tienen tatuajes en ellos y su labio inferior tiene un piercing.
Momo sabe que no debería juzgar por las apariencias pero es que menuda suerte la suya. El muchacho alza una ceja y se da cuenta que ella lo está analizando porque sonríe altivamente.
-¿Te gusta lo que ves, Cola de Caballo?- las cejas de Momo se fruncen y niega con la cabeza. El "ding" del ascensor la alerta y va a recoger sus maletas de este, la señora dándole una sonrisa amable cuando ella le sonríe.
-Espero que puedas controlar a Katsuki, corazón- Momo alza una ceja cuando sus músculos en los bíceps tiran de las enormes maletas.
Se gira cuando oye un tremendo carraspeo, molesto y evidente. Se gira con otra sonrisa, esta más conciliadora.
-¿Bakugo?- pregunta y ahora el extrañado es el chico. Asiente y la deja seguir.-Soy Momo Yaoyorozu, hablamos del piso por teléfono- parece por fin recordar y asiente.
-Ah, eres tú, Cola de Caballo- Momo vuelve a fruncir el ceño pero no dice nada.-Pasa.
-Sí, claro, sí, un segundo -recoge sus maletas, enormes y tira de ellas. Sus manos sudan y no es solo porque fuera hace unos putos 30 grados de mierda, sino porque está a punto de seguir a un completo extraño a su piso, que al parecer está en el sexto piso de un edificio apenas ocupado.
-Veamos, Cola de Caballo...
-Es Momo.
-Cállate- Momo hace un puchero. Ni siquiera ha pasado cinco minutos con este individuo y ya siente que lo desprecia. Es rudo y es como si ladrara en vez de hablar.- Bien. La basura se tira los martes y jueves. Tengo un gato, se llama Misi...
-Oh que mon-
-Es un apodo para Misil.
-Olvida que dije nada.
-La renta se paga a principio de cada mes. En la primera semana. Como mucho la segunda si andas jodida de dinero pero no quiero morosos en mi puta casa, ¿entendido?- Momo vuelve a abrir la boca para defenderse pero vuelve a hablar.- No me vuelvas a interrumpir. Bien, puedes traer chicos a casa, yo traeré a chicas también. La regla es, nadie va a mencionar nada al día siguiente a no ser que el que haya follado lo haga primero- Momo alza una ceja, Bakugo rueda los ojos.- Me refiero a que tú no puedes decir "Wow, esa chica de ayer era guapa" a no ser que yo diga "Podemos hablar de ayer"- Momo asiente, la sonrisa en los labios del muchacho vuelve a aparecer.- Eso es todo.
-Tranquilo. Sé cumplir reglas. ¿A qué facultad vas?
-Estudio química. Tercer año.
-¡Wow, eso es genial! Yo estudio medicina, segundo año- Momo vuelve a tirar de las maletas cuando le da la última sonrisa.
-Deja, que te ayudo o te tardas toda la puta tarde- Momo suelta las maletas y Bakugo tira de ellas, sin la suficiente fuerza como para levantarlas y acaba casi cayéndose. Esto la hace reír y hace que las mejillas de Bakugo se enciendan, antes de mirar los brazos de Momo con una ceja alzada.- ¿Cómo coño has podido tú con estas monstruosidades?
Momo se encoge de hombros, antes de tirar de la que tiene más cerca y darle una pequeña sonrisa tímida.
-Mi abuelo quiso que me fortaleciera ya desde muy niña. Es lo que tiene que dirigiera un dojo- vuelve a reír cuando Bakugo le da otra mirada alarmada.
-¿Me estás diciendo que entrenas? ¿Tú, que tienes brazos de pajarillo?- el gesto de Momo se ofende un poco y Bakugo ríe.
Cuando Bakugo ríe, el primer instinto de Momo es echar a correr. Es una risa grave, maliciosa y, aunque atractiva, un escalofrío la recorre.
-Al menos no soy una montaña de esteroides- murmura, antes de levantar sus maletas y echar a correr a dentro, cuando Bakugo grita.
-¡¿QUÉ COJONES DIJISTE, COLA DE CABALLO?!
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Roommate | todobakumomo
FanfictionLa vida de Momo no tiene mucho secreto. De la universidad a casa y al revés. Su compañero de cuarto es idiota, sus amigas se meten en problemas, lo normal. ¿Verdad?