Esa noche

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Anoche, se sentía fría la habitación,
mis sueños eran pesadillas,
no había nadie;
solo esa vieja fotografía,
donde mis días eran cálidos
y ahora nublados.

De pronto un inesperado golpe en mi pecho,
me hizo sentir devastada,
no había a quién llamar,
no había con quién llorar.

La noche seguía siendo silenciosa,
y la habitación fría.
la soledad era mi mejor amiga.
mire el Cristo que tenía,
y me pregunté:
¿por qué estaba sola?
¿acaso era parte de un plan perfecto?
¿o una simple coincidencia de la vida?
creía que, aferrándome a un poder divino,
alguien vendría a mi auxilio.

La noche pasaba,
y las manecillas del reloj eran lentas,
mis lágrimas inundaban la  habitación,
ya no podía con este dolor.

Así que me levanté,
moje mi cara con agua fría,
y una vez haciéndolo,
ya no quería volver a la cama
Y escuchar a mi corazón.

Tomé las pastillas de mi tocador,
iguales a las que toman los locos,
locos como yo,
locos que ya no quieren este sufrimiento.

Asi que esa noche senti la mayor soledad,
Y ahora estoy en el vacío.

Mayra Vázquez.

De mí para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora