Parte única

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Este es un pequeño regalito para los lectores de "Luz de luna". Puedes leerlo sin haber pasado por esa historia, pero habrá algunas referencias que no captarás si no la has leído antes. El concepto principal es un poco obvio ¿?

*

Aquello debía servir. Se recargó en el borde de la ventana, inclinándose hacia adelante; unos cinco metros lo separaban del suelo. Tragó en seco.

—Leporis —Miró por encima del hombro, a una larga serpiente plateada que le siseó en respuesta al sonido de su voz—, hoy nos vamos.

Algún tiempo después.

Entró a la taberna como si le perteneciera. Nadie se metió en su camino, ni él les dedicó un segundo vistazo a cambio. No llevaba la capucha puesta, y sin duda alguna, lo que más llamaba la atención era el cabello. Incluso trenzado, debía alcanzarle los tobillos al andar.

A Harry casi se le resbaló el vaso que sostenía, cuando se apropió de una silla, la arrastró y se sentó a su lado. Pidió algo para beber y arrojó un conjunto de monedas sobre la mesa. Él continuaba ahí, bastante interesado en el extraño sujeto, en el momento en que extrajo un pergamino de un bolso, lo desdobló y se puso a examinarlo.

Vaciló unos instantes.

—¿Tienes que ir a alguna parte?

—Hasta donde sé —mencionó, con suavidad. Tenía una voz tan preciosa como su rostro—, no te dije que podías hablarme.

Tenía que admitir que lo divirtió. Se apoyó en el borde de la barra y se fijó en el mapa que sostenía. Había realizado complicadas marcas de líneas y símbolos para orientarse, en base a un método que desconocía por completo. Él giró el rostro cuando lo descubrió observando. Le frunció el ceño.

—¿Y tú qué? ¿No tienes nada mejor que hacer?

—¿Sueles tener ese malhumor?

—Cuando he viajado tres días sin descanso, sí, por lo general —Se bebió su pedido en dos tragos, dejó el vaso sobre la mesa, a la que dio un golpecito para avisar al cantinero que se marchaba. Guardó el mapa en una de sus mangas y se bajó del taburete.

Harry observó al cantinero, como si este pudiese explicarle por qué reaccionaba así. El pobre tipo sólo se encogió de hombros.

—¿Quieres que te invite algo de comer? —Le preguntó, en voz lo bastante alta para que pudiese escucharlo. Notó que llevaba a cabo un gesto vago, camino a la salida.

—Tengo mi propio dinero. Si quiero comer, yo me lo pago, gracias.

Él volvió a ver al cantinero, que se encogió de hombros de nuevo.

—Hay chicos que no son fáciles —argumentó, en tono divertido. Harry entrecerró los ojos—, te tienes que resignar cuando…

No esperó a que hubiese terminado para ponerse de pie. Agradeció la comida, pagó y salió del local deprisa. Se lo encontró afuera del edificio, examinando su alrededor, como si pretendiese ubicarse en medio del bosque.

—Disculpa que lo haya dicho así, estoy acostumbrado a que me pidan que invite la comida…

—No te he pedido nada —masculló entre dientes, sin siquiera mover los labios. Lucía bastante concentrado y Harry empezó a sentirse una molestia. Intentó sonreírle.

—La verdad es que sólo quería hablar con alguien. Casi nadie me habla por aquí —Se aclaró la garganta—. ¿No nos conocemos? Es que cuando te veo…

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