Capitulo I : Un encuentro

7 0 0
                                    

No empezaré mi historia con "había una vez" ni con "erase una vez". Pero les diré que no

podemos escapar ni del tiempo, ni del destino. Siempre nos vigilan,siempre pendientes de

nuestras acciones. El destino siempre llega puntual para hacernos cumplir nuestro designio en

esta tierra, pues lleva a su lado al tiempo. Se podría decir que son como hermanos de sangre.

El bosque era frío, tenía que llegar lo antes posible al castillo. El sol estaba por ocultarse y darle

paso a la noche. No era seguro andar por el bosque en estos tiempos: La Guerra Oscura (ese esel

nombre que se le dio a la guerra entre vampiros y los guardianes de las almas) estaba en pleno

fulgor. Bajé una colina algo resbaladiza, caí al suelo y la briza congelo mi respiración. Alcé la vista

sobre mis hombros, no pude observar más que la senda oscura detrás de mí. Me apoye sobre

una roca que había a mi lado.

-¿Qué hace tan tarde en el bosque,madeimoselle? - Me quedé congelada y alcé la vista

incrédula. No entendía como había llegado aquel hombre hasta ahí sin que me percatara de

ello. Trate de aclararme la voz.

- No os incumbe - dije rápidamente,tratando de tranquilizar mi voz.

- ¡Pero qué descaro el mío, aun no me he presentado! - dijo ignorando mi voz quebradiza.

-No creo que sea muy importante- dije incorporándome dispuesta a salir lo antes posible de ahí.

Mire a aquel hombre,su piel tan pálida y sus ojos blancos. Él era un guardián y sin duda tenía

queirme de ahí rápido si no moriría, de eso estaba segura.

-Pues yo creo que sí, madeimoselle - dijo inclinándose ante mí. La luz se había extinguido por

completo, estábamos a mitad de la noche y podía ver el borde del bosque donde se alzaba a lo

lejos el castillo de mi padre.

- Me tengo que ir, la noche se ha puesto y como ha dicho, es muy tarde para una señorita andar

por el bosque y más el hecho de hablar con un desconocido. - giré mi cabeza para alzar de

nuevo mi camino por aquel bosque oscuro cubriendo mi cabeza con la capucha que llevaba.Me

giré dándole la espalda a aquel hombre y con sus manos frías tomó mi cabeza bajando mi

capucha; un fuerte olor a sangre penetró mi ser. Un escalofrió me recorrió desde la espalda

hasta los pies, me encontraba petrificada por el miedo. El guardián rosaba sus manos en mi

cuello desnudo. Nunca antes había estado tan cerca de un guardián y eso me provocaba

temblores por todo el cuerpo.

-No entiendo por qué tiene tanta prisa madeimoselle, yo solo quiero platicar con usted. Además

- Es usted un vampiro ¿no es así? - Su voz me dejó paralizada. La maldad resonaba en ella comoel rugir de un animal salvaje. - ¿Dónde, dónde clavaré mis colmillos? - Susurró lentamente con

aires de ironía bufándose de los vampiros. Bajé la mirada tratando de mantener la calma, pero

el miedo se apoderaba cada vez más de mí. Un silbido en el aire llegó hasta mí y unas gotas de

sangre cayeron en mi rostro. Las manos de aquel hombre cayeron a mis pies. Mis ojos quedaron

en blanco ante tal escena, una figura negra se presento ante mí. Caí al suelo atónita con mis

manos cubriéndome el rostro. Estaba aterrada, temblaba de frío y pánico. En eso una extraña

calidez cubrió mi cuerpo tembloroso.

- No te preocupes,ya todo a pasado - aquél ser susurró a mis oídos. No dejaba de temblar a

pesar de la calidez de su cuerpo, estaba petrificada. Se separó de mí y tomó mi rostro.Sus manos

eran tan blancas como la nieve, largas y finas como las de un pianista. De uñas puntiagudas

como una daga. No sabía exactamente cuánto tiempo había estado en el bosque desde que

había salido de la ciudad y me había introducido a él.

-¿Quién eres tú?- dije presa del pánico. No sabía que era, parecía un vampiro,pero tenía ojos de

guardián, estaba confundida. Tal vez me encontraba presa de una jugarreta de mi mente, me

dije a mi misma. El cuerpo del guardián yacía aun lado de mí sin manos, ni cabeza. ¿Cómo lo

había hecho? me pregunté, ¿De dónde había salido? Eran tantas cosas y pronto termine

mareada, aún más confundida que antes.

- Soy un amigo, un conocido si así lo quieres, ó incluso un hermano - dijo levantándose

dispuesto a dar vuelta y fugarse en la inmensa negrura de aquel bosque que nos cubría.

- No, quédate a mi lado - siseé mientras me lanzaba hacia él, pero él estaba tan lejos de mí.

El miedo y el terror me invadían en aquel momento. Me lance ante él, tropecé con una raíz que

salía del suelo. Él giró bruscamente y me sostuvo en sus brazos. Mire sus ojos bajo la inmensa

luna que nos cobijaba. Eran tan blancos como el mármol, pero fríos y sin emoción alguna.Su

rostro era perfecto, excepto por un par de irregulares cicatrices que surcaban sus labios. Me

perdí en sus ojos y me quedé acurrucada en su pecho. Lentamente cerré mis ojos, sin ningún

aviso previo.

Nuit perdue yeux de tempsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora