Capitulo 4: Verdades

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Tenemos que irnos - dijo interrumpiendo el hilo de mis pensamientos. Me soltó y me lanzo hacia el trono. - Tengo que lavarme y arreglarme - dijo mientras quemaba los cuerpos de los guardias y mi padre. Yo estaba paralizada por el terror, no podía decir ni hacer nada. Lo miré atónita hasta que se puso enfrente de mí y aparecieron dos ojos rojos frente a mí, ahora parecía un vampiro. - Nunca había estado tan cerca de una Xanandra - dijo mirándome fijamente a los ojos. - Decían que las mujeres Xanandra son hermosas, pero no te hacen justicia a ti- dijo mientras pasaba sus sucias manos sobre mi rostro y paró en mis labios. - ¿Qué pasa, porque no dices nada?, ¡he matado a tu padre!- su voz era un estallido de rabia. - ¡Di algo, demonios! - se levantó y anduvo a zancadas por toda la sala. Me quité la llave de Xanandra de mi cuello y se lalance. Lo golpee en la cabeza y luego me levanté del trono. Se detuvo y giró hacia mí, luego posó su mirada en el suelo. - ¿Piensas que lo he hecho por esto? -dijo. Una sonrisa amarga se posó en sus labios sin llegar a sus ojos, no dije nada. Atravesé el umbral que nos separaba, subí las escaleras y fui a mi habitación. Cerré la puerta y miré hacia afuera, el ocaso se había ocultado ya. Escuché la puerta (era Dimitri sin duda) pero lo ignore. Después de muchos golpes prudentes rompió la puerta. - Tienes que decir algo...- sollozó y la frustración se apoderaba de él. - Gracias por salvarme del guardián, y sacarme del bosque - dije mirando a la luna que se asomaba por mi ventana. Abrí la ventana y me lance, directo a la inmensa negrura del bosque. Le escuche detrás de mí. Entré en el bosque, entonces caí al suelo. De entre los arboles apareció una figura, me quede tumbada sin ninguna intención de pelear por mi vida. Un resplandor plateado me hizo cerrar los ojos. Un hombre de cabellera gris atravesó el umbral donde estaba, llevaba una capa negra. Él era hermoso,su cabello caía sobre sus hombros hasta más debajo de la cintura. Sus ojos eran de un azul perfecto, me transmitían tanta paz y luego miré de pie a Dimitri del otro lado. -¡No! - Grité. - ¡Aléjate! - el hombre de cabellos grises se detuvo. -¡Cuidado! - le dije. Él esbozo una cálida sonrisa y se giró hacia Dimitri. El bosque por un momento se iluminó de un bello resplandor plateado. Entonces Dimitri desapareció tras la estela de luz plateada. El hombre de capucha negra se giró y me colocó la llave de Xanandra. Quedé atónita. ¿Cómo la consiguió? - ¿Qui...quién eres?- dije mirándole a los ojos. - Yo soy Ziel o Destino, respondo a ambos nombres - dijo. Su voz era tan hermosa y juro que la había escuchado antes, talvez en algún sueño. Él era perfecto, a pesar de su larga cabellera gris parecía tan joven. Nos encontrábamos en medio del bosque oscuro y rodeado de arboles enormes.

Nuit perdue yeux de tempsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora