Camine con prisa por los pasillos de la universidad hasta ver a aquella chica que había osado besar labios de mi propiedad, los labios de Jung Hoseok.
Tome sus hombros y la empuje contra el casillero dando un estruendo, llamando la atención de todo aquel que paseaba por el pasillo.
— ¿¡Quien te crees que eres para hacer eso!? —grite fuertemente apretando sus hombros con toda la furia que cargaba sobre mí— ¿Te parece bien ir por ahí tocando lo que no es tuyo?
Su sonrisa cínica solo me hacía enfermar más hasta el punto de querer estampar mi puño en su maldita nariz plástica— Oh, vamos, golpeame por besar a tu lindo noviecito.
Estuve a nada de golpearla pero sentí que un par de brazos rodearon mi cintura y me levantaron para quedar pataleando en el aire.
— ¡Hoseok bajame! —comenzo a caminar haciendo oídos sordos mientras trataba de safarme para volver y golpearla— ¡Escucha bien maldita, volveré y te juro que no te salvaras de que te rompa la maldita cara!
Grite con todas mis fuerzas antes de que Hoseok me sacara al patio trasero donde no había nadie.
Apreté sus brazos con mucha fuerza para apartarme pero ni siquiera se quejo porque claro, tiene mucha más fuerza que yo. Suspire rendida y cuando me bajo al suelo, me gire buscando pegarle.
— ¡Calmate! —me grito. Hice caso omiso y continué intentándolo hasta sentir sus manos en mi camisa, levantandome del suelo y pegando mi espalda a la pared, quedando colgando.
— Pelea conmigo —dije con una sonrisa, viendo su enojada expresión, ¿No puedes ser más lindo de lo que eres verdad, bombon?
— Eres una...
— ¿Una que? —dije metiendo mi dedo en mi oído el cual estaba limpio pero fingía quitar cera— No te oigo dulzura, termina la frase —susurre haciendo que su enojo se hiciera más grande.
Jadee al sentir sus manos soltarme y agarrar mi cintura con fuerza para pronto estampar sus labios sobre los míos sin tener un gramo de gentileza.
La pareja más problemática de toda la universidad. Yo era la princesa caprichosa que vivía en un castillo de dulce, la princesa que no quería un príncipe, yo quería un hombre de jengibre.