tambaleando

un oasis de vez en cuando

Bueno, esa caminata sin dudas fue...extraña, una conexión a unos pensamientos se logra dando unos cuantos pasos. Aún así no me animo a decir que fue agradable, ya que hablar con uno mismo no siempre lo es, a veces nos caemos bien, a veces nos odiamos, pero al fin de cuentas a la única persona que realmente tenemos... es a nosotros mismos.

Cada vez mi rutina se hacía más monótona, pero no por eso más aburrida, daba vueltas por la casa y iba a la playa, pero no a hacer lo que las personas comunes, no soy una persona común y corriente que va a la playa a jugar con el agua, tomar sol y presumirlo en redes sociales. Más bien creo en que la unión de algunas cosas naturales, si las vemos bien, y realmente lo deseamos, puede ser nuestra salida de emergencia hacia el bienestar.

Eso es lo que era para mi sentarme en la arena (obviamente donde pueda encontrar sombra) y observar el agua bañando la arena, iba a la hora en la cual el sol comenzaba a bajar, las personas se alejaban de la playa y la tranquilidad abundaba, después de todo, aunque no queramos admitirlo, en la soledad y el silencio algunas de las mejores ideas surgen.

Como siempre, en silencio pero no en soledad, encontré otros pensamientos, algún recuerdo de unos amores fallidos y amistades que no eran lo que prometían, pero al fin y al cabo, hicieron pasar un buen momento.

Amistades que no prometían serlo? Las personas al crecer y tratar de madurar realmente no lo hacen, solo se vuelven más estúpidos, pero con unos años más...

Amores fallidos? Bueno, tantos no hay. Pequeña ventaja de no abrirse fácilmente, ya que al hacerlo, nos mostramos en nuestra forma más débil y vulnerable, pero sin dudas la más sincera forma que podemos tener. Eso si, debemos saber con quién, y cuando, muchas veces la persona indicada deja de serlo cuando actuamos a destiempo.

Pero sin dudas, pensaba en esa persona, duela cuanto duela, no me quedaban dudas de que era ella la indicada, esa luz que irradiabas me encandiló, para bien (o eso creo). Pase lo que pase voy a seguir creyendo que el destino nos quiere juntos, tantas señales no pueden coincidir con alguien erróneo...pero ese era mi miedo, equivocarme con vos, actuar a destiempo y echar todo a perder, de todos modos, vos eras un oasis de vez en cuando.

Ya oscurecia y mi teléfono sonó, tenía que volver...pero a dónde muy seguramente voy a volver, es a confiar.