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"Hechizo que transforma un pequeño objeto en un conejo."
Kim Taehyung lleva un conejo consigo todo el tiempo.
Se trata de una pequeña estatuilla tallada a mano de un conejo silvestre, con el pelaje marcado en suave relieve al igual que las facciones del pequeño animal. Taehyung carga la pequeña pieza de madera de espino en su bolsillo derecho a cualquier lugar a donde vaya, sin dejarlo ni un solo día atrás y, cada vez que siente que no puede sobrellevar una situación, acaricia con la yema de sus dedos la pequeña estatua: con cuidado extremo, con cariño ferviente.
Fue un regalo de años muy remotos, cuando no era más que un niño que no pensaba en nada más que correr por lo ancho y largo de su jardín familiar, dejando que su burbujeante risa inundara todo el lugar mientras perseguía un conejo similar al de la estatua: sus poderosas patas impulsándolo fuera de su alcance, su nariz brillante removiéndose cuando se detenía y sus largas orejas grises revoloteando sobre las flores.
Taehyung amó a ese conejo hasta que murió, poco después de que entrase a Hogwarts.
Como muchas otras cosas que perdió con el tiempo, aquel pequeño ser murió estando él lejos, encerrado entre las frías paredes del imponente castillo durante una de las tantas navidades que no deseó pasar en casa. Se perdió su último aliento y no fue capaz de enterrar su pequeño cuerpo en el jardín trasero; porque como ya le había pasado en otras situaciones, Taehyung se sintió incapaz de volver a casa y enfrentar la realidad que había más allá de sus clases y su vida dentro de Hogwarts.
Lo extraña, como extraña a... a todo lo que había tenido en su vida antes de su primer año.
Tal vez es por ello que Taehyung no es capaz de deshacerse de la pequeña figurita de conejo. Tal vez es por eso mismo que, justo ahora, sus ojos van al ritmo que sus dedos, acariciando la pequeña figura sobre su mesa de clase mientras la voz monótona del maestro se escucha del fondo. Él es capaz sólo de concentrarse en los trazos descuidados de la pequeña estatua, observando el paso de los años en ella.
.- ¿Algún día se acabará esta clase?
La voz aburrida de Jimin le distrae de sus pensamientos, consiguiendo que girase su cabeza lo suficiente para observar el rostro del mayor: su cabeza estaba recostada sobre su brazo mientras su cuerpo entero se encorvaba sobre la mesa, su rostro girado en su dirección mientras su rubio cabello tapaba ligeramente su frente y sus ojos. Es una imagen atractiva, piensa de inmediato, como casi todo lo que tiene que ver con Jimin.