~Capitulo 1 [Reescrito]~
-----•Año 2119•-----
Una muchacha de unos 17 años se encontraba frente a un enorme edificio de apariencia elegante, del cual entraban y salían muchos jóvenes estudiantes, el lugar estaba rodeado de hermosos jardines, llenos de preciosas flores y el cielo anaranjado lo hacía verse bastante mágico.
—Tu puedes Salomé... Sólo debes entrar y todo saldrá bien, como lo planeaste... —se decía aquella bonita chica de cabello castaño para calmarse a sí misma, era su primer día en aquella prestigiosa escuela y estaba muriéndose de los nervios.
Puede que suene muy de cuentos pero ¡La escuela era de magia! Tal y como en esas fantasías de personas que siempre se imaginaron en que llegará su momento en el que les dieran la oportunidad de ir a esa escuela de magia a la que tanto soñaron ir.
Muchos llegan a emocionarse mucho cuando llegan a una nueva escuela, otros sólo tienen tanto miedo que no saben si lograrán hacer algún amigo y Salomé estaba entre los segundos. Ella siempre había sido una chica tímida y siempre le había costado mucho hacer amigos.
—Bien... —suspiro hondo, tratando de relajarse. —Aquí vamos —tomo el valor suficiente para entrar, miro asombrada el interior de la escuela.
Era mucho más grande que su anterior instituto, había grandes ventanas por donde entraban los rayos del sol y daban al lugar un ambiente más llamativo y calmado, a pesar de estar lleno de gente. Espero unos minutos en la entrada, le mencionaron que un alumno le mostraría todo el lugar y la ayudaría a orientarse ¡Pero no le dijeron quien era! No sabía ni como lucía, apenas sabía si era hombre o mujer.
—¡Hola! —Escuchó una voz a su derecha, tenía un tono tan alegre que contagiaba a cualquiera. —Tu debes ser Salomé, la nueva estudiante ¿No es así? —un chico de cabello castaño y con una sonrisa muy amigable se acercó a ella.
La tomó por sorpresa que no pudo evitar sonrojarse por lo nerviosa que estaba, sus piernas temblaban y realmente comenzó a odiarse a sí misma por ser tan tímida.
—S-Si, soy yo... Es un placer conocerte-hablo a duras penas, tratando de sonreir pero su sonrisa se notaba tan forzada, ella temblaba y sudaba, estaba inquieta.
—Lo mismo digo —amplió un poco más sus sonrisa, sin notar que la contraria parecía una gelatina. —Soy Demián, puedes decirme Demon.
—E-Espero poder llevarme bien contigo, Demon —estiro su mano tímidamente, esperando que el otro hiciera lo mismo para estrellarla con la suya y tener un saludo formal.
—¡No tienes que hacer eso! Ahora somos amigos —estrechó a Salomé en sus brazos, dándole un cálido y afectuoso abrazo, confundiendo mucho a la más baja y provocándole un gran sonrojo. —¡Nada de formalidades! ¿Esta bien? —dejo de abrazarla para sólo rodearle los hombros con su brazo.
—Como tu digas, Demon —hablo algo nerviosa.
—¡Vamos! Te mostraré el lugar.
Comenzaron a caminar, empezaron por la planta baja y cada lugar al que fueron estaba decorado por un agradable estilo victoriano. Demon mencionó que al fundador de la escuela era amante de aquel característico estilo y por eso había decidido decorar la instalación de dicha manera, durante el recorrido muchos estudiantes se acercaban a ellos para saludar a Demon y Salomé no pudo evitar sentir un poco de envidia al ver que a él no parecía tener dificultad para relacionarse con las personas, pero igualmente tuvo la idea de que si se comenzaba a juntar con él su timidez podría irse y terminado siendo una muy buena amiga de Demon.
—Interesante ¿no lo crees? —dijo Demon mirando a Salomé.
—Eh.. Si, si —no había prestado mucha atención, por lo que solo respondió eso.
—Es increíble que la escuela sea de magia, todos tienen diferentes tipos de magia... Bueno a excepción mía, aún no he logrado encontrar mi magia indicada... —sonrió algo triste, ese tema realmente llegaba a molestarlo mucho pero no lo demostraba y sabía que algún momento la encontraría, eso lo motivaba.
—Tu... No eres el único, también debo seguir buscándola —lo dijo para animarlo, pero lo que decía era verdad.
—¿Qué?¿¡Es en serio!? —se notaba tan sorprendido por ello, no había visto venir aquello.
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Destino
AdventureSolemos preguntarnos si nosotros tenemos algo en especial, si podemos lograr las cosas que siempre nos proponemos, pero no las hacemos porque tenemos miedo de lo que puede pasar. Tenemos miedo de nuestro futuro, incluso de nosotros mismos... De los...