Única parte

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—Amor, el entrenador Pimentel me ha comentado que quiere conversar contigo sobre algo del partido —informa Zabdiel, caminando al lado de su novio.

—¿A mí? —Pregunta incrédulo, pensando en si ha hecho algo malo—. ¿Estás seguro?

—Sí, Erick —responde con exasperación—. A las 4 en el campo deportivo.

—Vale —deja un corto beso en los labios de su pareja y se despide, ingresa a casa y lo primero que hace al cerrar la puerta es saltar de alegría.

Joel Pimentel es su crush desde que llegó a la escuela. Ya ha pasado un año, y aun así sigue sintiendo algo por él. Estar a solas con el coah le produce una mezcla de sensaciones desconocidas.

Faltan dos horas para dicho encuentro.

Se encarga de preparar algo ligero para su almuerzo, luego se da un baño y coloca ropa cómoda. Cuando está poniéndose el otro tenis, el reloj ya marca las 4 de la tarde.

Manda un mensaje a su madre indicando que saldrá por temas de la escuela y no sabe la hora en que va a volver. Sale corriendo a pesar de vivir a tres cuadras. Él siempre ha sido una persona puntual, pero ahora mismo va retrasado cinco minutos.

Por suerte las rejas se encuentran abiertas, así que camina hacia la cancha. Desde lo lejos puede divisar a Joel cerca a las gradas, así que trotando llega hasta él.

—Lamento el retraso, no calculé muy bien el tiempo y...

Su discurso fue cortado cuando los labios de su entrenador chocaron con los suyos. Erick se alejó con rapidez, mirando a todos lados para asegurarse de que no hay nadie rondando. Al darse cuenta de que efectivamente está en lo correcto, decide tomar la iniciativa.

Coloca sus manos en los hombros del mayor mientras es sujetado por la cintura con rudeza. Un suave jadeo se escapa de sus labios. Joel retrocede un poco hasta caer sobre uno de los asientos que hay. Erick sin perder el contacto se sienta sobre su regazo, moviéndose sobre él.

Es Pimetel quien lo separa para dedicarle una sonrisa lasciva y empezar a atacar su cuello sin piedad alguna.

—Joel —suelta entre suspiros, hundiendo sus dedos en el cabello rizado del entrenador. Muerde su hinchado labio inferior, cerrando los ojos y dejándose llevar.

En un abrir y cerrar de ojos, Erick se encuentra sentado en la única banca que está detrás de la larga y angosta mesa. Aquello está un poco alejado de las gradas, pero igual queda al ojo del público.

El mayor besa su cuello, mientras sus manos se encuentran masajeando sus muslos. El ojiverde ladea su cabeza, dando más espacio y colocando delicadamente su pequeña mano en la mejilla del contrario para que no se detenga.

Pimentel agradece que la banca no sea tan baja, pues tiene la altura exacta para que pueda meter su pene en el culo de su estudiante. Para su suerte, el pequeño había ido con un pantalón verde que tenía elástico, facilitando de alguna forma su tarea.

—Hueles delicioso —susurra seductoramente Joel, chupando suave la sensible piel del más bajo, metiendo sus manos dentro de la sudadera blanca que se ha colocado ese día.

Cuando sus dedos tocan los pezones de Erick, los cuales se encuentran erectos por el placer que está sintiendo, decide atacar sin piedad su bonita boca. Inician una pelea entre sus lenguas, sin intenciones de perder. Su pene está palpitando por lo duro que se encuentra dentro del short. Coge la cintura del chico y lo hace levantarse, pegando su estómago a la mesa.

Colón suelta un jadeo cuando la parte trasera de su pantalón y bóxer es bajada, a los segundos se encuentra gimiendo suave al sentir la lengua de su entrenador en su agujero.

Lame con esmero los bordes, hundiendo poco a poco su lengua. Ambas manos sujetan los redondos glúteos del joven para dejarlo más expuesto. Quiere prepararlo para que pueda recibirlo sin dolor.

—Te necesito... a... ti...

Suplica entre cortos gemidos Erick, manteniendo sus ojos cerrados con fuerza.

Joel hace caso, sin dejar de lamer deja expuesto su miembro, masajea un poco y muerde ambas nalgas del menor. Hace que se siente dejando su trasero más atrás, con su mano se ayuda para pasar su pene por la dilata entrada. La mano restante la coloca en el estómago de Erick mientras se va introduciendo poco a poco.

—Ah, Joey —suelta entre suspiros, apretando el brazo del mencionado.

Joel sale y vuelve a ingresar, al principio lo hace suave, para que se vaya acostumbrando a su tamaño, pero al escuchar sus dulces gemidos acelera sus embestidas. Acaricia su muslo sin dejar de moverse, acerca su boca al cuello de Erick y comienza a besar y chupar.

Colón es un mar de gemidos y gritos, tiene suerte de que no haya nadie cerca o sería muy vergonzoso. A parte que eso ficharía su expulsión. Una de sus manos se encuentra en la nuca de Joel consiguiendo el junte de sus labios, mientras que la otra está sobre la gran mano que reposa en su estómago.

En cada empuje termina gritando más alto, alzando sus caderas y dejando su trasero en el aire para que lo penetre con más fuerza.

El mayor se retira para colocarlo de rodillas en la banca, Erick tira su cuerpo para la mesa mientras sus manos están en los bordes para sujetarse. Joel sube sobre él y coge su cintura para empezar a ingresar nuevamente.

Las penetraciones son rudas, toscas, pero a pesar de ello lo toca con delicadeza y ternura. Una mezcla que le encanta a Erick, pero lastimosamente su novio no la sabe hacer. Zabdiel hace una cosa o la otra, pero no ambas.

Su ano se contrae al sentir un orgasmo cerca y no cree poder continuar, y ni siquiera se ha tocado.

—Y-ya no... puedo —lloriquea, aferrándose a la mesa.

Joel vuelve a retirarse, toma asiento a su costado y lo jala de la cintura para ponerlo sobre su regazo. Baja su pantalón junto a la ropa interior hasta las rodillas, lo alza un poco para alinear su pene en la necesitada entrada e ingresa suave. La espalda de Erick se pega al fuerte pecho de Pimentel, su cabeza cae sobre el hombro derecho y su mano va directo a su pene goteante de presemen.

—Eres tan bonito —el rizado muerde el lóbulo de su oreja—, tan apretado, tan delicioso.

Erick suelta un gemido cuando lo siente entrar hasta el fondo, sus bolas están chocando con sus nalgas. Empieza a sentir nuevamente el vaivén de hace minutos y su mente vuelve a nublarse de placer. Joel está tocando en el punto exacto, besando su piel sensible y endulzando su oído.

Colón empieza a moverse en sentido contrario para chocar de lleno con su pelvis. Sintiéndose desfallecer.

Ambos están soltando gemidos conformen aumentan el ritmo, están muy cerca al clímax.

El ojiverde es quien tiene un orgasmo y eyacula primero, manchando su mano en el acto. Al poco tiempo Joel llega, soltando un grave gemido y descargando todo dentro del agujero de Erick. Entrelaza sus dedos en la pancita del menor, escondiendo su rostro en el cuello sudoroso del chico, jadeando ante su corrida.

Se sienten felices, ambos lo están.

—¿Cómo vas con Zabdiel?

La pregunta sale tan tranquila de sus labios, que Erick demora en responder.

—Bien —murmura, ronroneando cuando la lengua de su maestro se pasea con descaro por el largo de su cuello.

—¿Te gustaría repetir algún día?

Colón simplemente asiente, girando la cabeza y besando con desespero al adulto.

Tal vez los números son sólo eso, números.

35 contra 17.

***

FUAAAAAHHH. HASTA ACÁ SIENTO LO NEFASTO QUE QUEDÓ ESTO. HACE TIEMPO QUE NO ESCRIBÍA SMUT :v

En fin, no sé si les gusta.

Lamento si hay errores, pero son las 3:45 a.m. :D

Besos❤.

Coach || Joerick (OS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora