La noche siempre cerniente en aquella tierra que no sabía que era la luz del sol, que no se medían las horas. El tiempo siempre fue solo un concepto, y era la luna quién definía la orientación del momento dado. Las criaturas no conocían el miedo a lo desconocido, pues, ellos eran lo desconocido desde el punto de vista de lo racional. Allá, dónde es tan sencillo ver enormes trolls, como ver en la lejanía un hombre transformarse en lobo y aullar mientras el resplandor lunar golpeaba sus retinas; ya nada sorprendía, nada se veía desconocido. Allá, donde el rugir de un dragón hacía temblar los cimientos de la tierra y el batir de sus alas agitaba las corrientes del viento que arremetían con fuerza de los árboles, dejando caer una furia proyectada en fuego que salía de sus fauces. Por eso se les temía.
Qué iba a sorprender en un mundo donde lo extraño se hace común, y lo raro se hace fácil a la vista. Las distintas especies clasificaron su status, aprendieron a denigrarse basándose en su propia concepción de lo que era realmente la fuerza. Mientras algunos medían el tamaño de sus colmillos, otros medían la capacidad de su metamorfosis. Mientras algunos medían su afinidad hacia las fuerzas sobrenaturales que regían lo indescriptible, otros medían la fuerza de su sangre, la cual venía con un voto unidireccional hacia los favorecidos desde los primeros de su estirpe.
El mundo vino con una descripción, y ésta fue reescrita. Todo funcionaba en una balanza casi perfecta, donde el mínimo atisbo de rotura del equilibrio provocaba una sed inmediata por su reparación. La disciplina y el orden nunca se vió tan ligada a la estructura más superficial de la tierra; anclada a todo ser que pisara, y sintiera la necesidad de respirarla, o tan solo haya decidido vivir en ésta corriente que antes de incluso nacer: te clasifica, te otorga un papel a desempeñar y te da una obligación para que te sirva de razón de vida. Todos sabían a que venían al mundo. El hilo del destino nunca se había visto tan inmutable.
Es partiendo de todo lo sabido por el mundo que se logra entender el porqué Lowell de Darko es una aberración en este mundo de corriente perfecta. O al menos lo era. Qué sucedería cuando un vampiro de la clase débil, llamado sangre débil entre su estirpe, logra mezclarse entre la alta clase de los dragones. Es una pregunta retórica que solo orienta al conocimiento de que nada bueno se ha de esperar y de eso no hay duda.
Los vampiros, aquellos conocidos como bestias que solo se alimentan de la sangre de sus adyacentes, servían de guardianes para otras especies. Su inmortalidad casi absoluta proveía de una fidelidad indiscutible a la casa que los recibiera, pero ésto era un placer que solo los de sangre más fuerte podían darse, aquellos nacidos arriba, en alta cuna, solo porque los que les precedieron lo quisieron así.
No obstante, hay selectividad entre las especies para designar un guardián. Se ven a los vampiros como los más destacados y es por su fidelidad. Proveerle un suministro de alimento y un lugar para descansar, es la mejor metodología para anclar a un vampiro, pero otras especies no los ven tan confiables, o simplemente los ven débiles. Solo los llamados vampiros antigüos representan una muestra de verdadero poder, pues, son capaces de manipular su sangre y emplearla como si de una herramienta cualesquiera se tratase. Los dragones lo sabían, así que no solicitaban vampiros de guardianes, al menos no las más altas castas no lo hacían, pero ésto era obviando cuando el vampiro demostraba su valía y lograba vencer a un dragón. Ésto era presencia de fortaleza, pues para qué solicitar un cuidador que sea más débil que tu, creían.
Es, por tanto, que lo que pasaba luego con los sangre débil no importaba, pues como vampiros, no están cumpliendo el rol impuesto por el gran hilo del destino. Así que, éstos miembros de la estirpe podían repartirse la mano de obra como decidieran: Autoridades, gente de ciencias, o tan solo un simple científico..., Las decisiones eran varías dónde lo único ilegible era el ser guardián. La diferencia de poder existente entre un sangre fuerte y un sangre débil era increíble. Una confrontación directa entre ambas clases conllevaría a la destrucción de los sangre débil con una facilidad significativa. Entonces, hizo mal Lowell de Darko en ascender aún siendo sangre débil? Es otra pregunta retórica que da por sentado que la agitación que su sola existencia creó en el mundo fue considerable.
Lowell de Darko era un sangre débil que logró escalar y convertirse en un prestigioso guardián de una de las más importantes castas de los dragones. Tan solo entró un día al salón, acompañado de uno de los generales de los dragones y lo presentó ante el magistrado y su hija. Y aunque la sala no esperó a alborotarse, nadie dudaba del buen juicio de aquel importante general. Un sangre débil de la estirpe de los vampiros había conseguido ser un guardián. Una afrenta tanto para el hilo del destino como para los suyos, raíz de una envidia intrínseca.
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El Cantar de las cadenas
Mystery / Thriller"La sangre define tu grandeza", son las palabras que ha tenido incrustadas en su memoria desde que tiene uso de la razón. Hijo único de una familia de vampiros de clase baja, ha destacado sobre los demás y nadie tiene una explicación de cómo ha logr...