Perdiendo la virginidad

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Con apenas quince años, era la primera vez que iba a un encuentro de carácter sexual. Louis Tomlinson detestaba estar temblando en esos momentos, pero el frío de la noche lo hacía sentir entumecido, no estaba acostumbrado a ese tipo de ambientes. En otras circunstancias hubiese huido de allí en busca del consuelo de su madre, pero sabía que había necesidades que no podía ocultar, aunque su familia católica reprobara su forma de vivir.

Al ver el "motel" que estaba en frente de él, Louis decidió dirigirse hasta la puerta que estaba al otro extremo del mismo, la cual estaba algo desaliñada por la falta de pintura y limpieza que exhibía aquel sitio en las afueras de la ciudad.

Del otro lado de la puerta estaba su cita, esperando a concretar lo que había aceptado hace un par de horas en la aplicación para encuentros que se había descargado en su teléfono. Estaba claro que podría haber escogido cualquier otro hombre, pero consideraba que aquel tipo le parecía lo suficientemente guapo y experimentado como para disfrutar una larga noche de placer que él aún ansiaba por descubrir.

Louis venía de una familia de clase media común en Inglaterra, los cuales era descendientes de rusos, lo cual explicaría su fascinación por los rasgos caucásicos de ciertos miembros de la aplicación que se asemejaban a sus antepasados.

Louis odiaba saber que era el único hombre virgen de su grupo, pero siempre se sintió cohibido con lo que le decía su papá de la homosexualidad, así como las bromas que sus amigos hacían de los que tenía dicha orientación.

Hoy por hoy, no le importaba nada de lo que dijeran los demás, era hora de enfrentar lo que era y estaba seguro de que lo disfrutaría.

Cuadrando sus anchos hombros, Louis tocó con delicadeza la puerta de la
habitación, la cual procedió a abrirse para mostrar a un hombre en una bata azul
y con cara seria, la cual se iluminó al observar que se trataba del joven que había
estado esperando desde hace rato.

Aquel hombre decía ostentar el nombre de Harry y tenía unas facciones propias de un oficinista de una película de los años sesenta. Cabello castaño, ojos verdes y barbilla de forma cuadrada, sólo le faltaba el traje con el portafolio para completar el look de ejecutivo que le quedaba de maravilla y por el cual Louis lo había escogido en primer lugar.

Según su perfil, Harry era un hombre de treinta años que buscaba "pasarla bien" con alguien, sólo que de manera responsable y sin compromisos. Algo que muchos ponían, pero pocos cumplían en ese tipo de aplicaciones, por eso Louis intentó indagar bien con aquel sujeto sobre sus intenciones. No iba a perder su virginidad con un imbécil manipulador que lo usara para apagar una calentura del momento.

Al final, Harry resultó ser un hombre maduro y amable en sus conversaciones, sin tener ningún tipo de prisa en concretar un encuentro al
principio, sino buscar a alguien que lo disfrutara en el proceso con tal de que en
el futuro volvieran a encontrarse si este los satisfacía a ambos.

En un punto de la conversación, Louis reveló que era virgen, cosa que no
pareció importarle a aquel hombre, quien dijo que toda persona sin experiencia
necesitaba de un buen maestro para aprender el arte de hacer el amor.

Y ahí estaba, parado como cualquier pupilo a punto de ser entrenado en un arte marcial, sólo que este era algo más relacionado con la anatomía humana que otra cosa que tuviera que ver con defensa.

Harry se hizo a un lado para hacer pasar a Louis, quien ni corto ni perezoso entró a la habitación de color blanco, la cual estaba tímidamente
iluminada por una pequeña lámpara de la mesa de noche que estaba al lado de una cama tipo "queen" con sabanas azules, casi tan azules como el color de sus ojos.

Escuchando cómo este lo invitaba a sentarse en la misma, esto sólo hizo que los espasmos que sentía en su estomago por el nerviosismo aumentaran, pero aun así no retrocedió un milímetro. El castaño se sentó a su lado con delicadeza, colocando su mano sobre su palma con suavidad, casi como si tuviera miedo de hacerle daño.

Citas En La Red #Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora