Introducción

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A veces en la vida te suceden cosas inesperadas

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A veces en la vida te suceden cosas inesperadas.

Esa era la frase que mi mejor y única amiga, Katrina Jonson, siempre repetía. Ella era una chica a la cual siempre le sucedían sucesos inesperados. Siempre que algo le salía mal, parecía que la vida se sentía culpable y le daba un obsequio de disculpas.

Había sucedido dieciocho veces, yo llevaba la cuenta en mi cuaderno. Dieciocho malditas veces en las que la vida se disculpaba con ella y le devolvía todo lo que le quitaba. En cambio a mi, que era mucho mejor de lo que Trina era, jamás me compensaba algo.

Siquiera había sido capaz de compensar el hecho de que se llevó a papá.

Siempre creí ser invisible para los ojos de los demás, pero nunca creí ser invisible también ante los ojos de Dios. Pero al parecer así era, yo era un cero a la vista de todos. Era esa a la que llamaban "Triple N".

Nadie la quiere.

Nadie la escucha.

Nadie la ve.

Ese había sido mi apodo en la primaria. Como a la chica del libro "The Duff", solo que yo me sentía peor, porque eran palabras duras, crueles y sobre todo, reales.

Una vez escuché decir a una anciana en un local, que si escribías cien veces, algo que desearas con el alma en un papel, con el tiempo esto se te cumpliría. Así que lo hice. Tomé mi cuaderno, una lapicera negra, y estuve toda la hora de matemática escribiendo:

Deseo que me pase algo inesperado, algo inesperado. Que me suceda algo inesperado.

Pero como siempre, algo malo tuvo que pasarme, y fue que confundí las cosas. Debí haber puesto que me sucediera algo bueno, en vez de inesperado. Porque, claramente, yo no soy Katrina Jonson y todo lo inesperado que siempre me sucedía, nunca sucedía de la mejor manera, siempre era de las peores. Y aquella vez, se había convertido en la peor de las cosas inesperadas que me sucedió en la vida.

Salí de bañarme, dispuesta a dirigirme al tocador de la habitación para peinarme, desayunar y luego irme a la escuela. Y entonces fue cuando sentí que había algo raro en mi habitación, algo que no encajaba. Había algo que estaba fuera de lugar a como lo había dejado cuando había entrado a la ducha, pero no lograba saber qué...

Fui al tocador y entonces vi una pista de lo te había pasado. Alguien había entrado en mi habitación, y lo mejor de todo, es que había dejado una nota.

La despegué del espejo y la leí con el ceño fruncido. Cuando terminé me quedé mirándola un tanto extrañada hasta que rompí en carcajadas.

Fui hacia mi cama y tomé mi mochila. Saqué mi cuaderno y adherí la nota ahí con el poco pegamento que le quedaba. Guardé todo y luego bajé a la cocina para desayunar.

Creí que Trina debía enterarse de aquello, así nos reíamos un rato juntas.

*****
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Notas de un Psicópata©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora