Era un soleado día de otoño y los niños del turno tarde entraban a la escuela cuando el suceso ocurrió. Los habitantes no se lo vieron venir, aunque en su interior todos sabían que era cuestión de tiempo para que ocurriera.
La explosión abarcó 60 kilómetros a la redonda. En un parpadeo la refinería de petróleo, que había sido parte del paisaje de la ciudad durante décadas, se había convertido en restos llameantes.
Al igual que la ciudad.
Y sus habitantes.
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Pequeña historia I
HorrorAcá dejo una mini historia que se me ocurrió un día mientras caminaba en la calles de mi ciudad, donde hay una gran zona fabril donde se encuentran algunas destilerías de petroleo y derivados. Resulta que ese día salia de las chimeneas una gran huma...