Ellos habían terminado y él no podía entender por qué, había pasado quizás dos años desde que él le dijo que ya no quería seguir a su lado, que podían seguir siendo amigos, pero solo eso, "amigos". Y no. Eso no quería, él quería seguir teniéndolo entre sus brazos, despertar con él todas las mañanas, dormir con él todas las noche.
Quería estar a su lado veinticuatro siete, pero a cambio tenía que conformarse con verlo en el trabajo solo de lunes a sábado y doce horas diarias.
Tenía que soportar verlo con muchos hombres y mujeres que según él eran amigos o familia, pero en todos los años que duraron con su noviazgo, jamás los había visto, nunca se los había presentado.Había soportado todo, había aguantado a todas las personas que se le acercaban y con quienes pasaba la noche, pero no pudo soportar lo último, no pudo soportar saber que el amor de su vida se iba a casar con alguien más. No, no pudo.
¿Por qué? ¿Por qué le sucedía eso a él? Se la había pasado viviendo solo para él, solo para amarlo, cuidarlo y protegerlo, ¿pero a cambio recibía eso?
Él se lo había prometido, se darían un tiempo, conocerían nuevas personas quizás, pero él le había dicho que cuando fuera su tiempo volverían, que lo esperara, que regresarían para estar juntos toda la vida y ahora...
-No, no, no, no...
-Matalo.
-Él prometió que nos casaríamos hace muchos años.
-Es un mentiroso. Recuerda que todos los mentirosos deben morir.
-No lo voy a hacer, yo lo amo.
-Pero él no te ama a ti, se va a casar con otro, ni siquiera sirvió que me mataras, creíste que yo te lo iba a quitar y al final alguien más te lo quitó.
-Cállate.Sabía que era verdad, al principio pensó que al matar al tipo que más lo frecuentaba iba a hacer que de separaran para siempre y debía poner un alto y aunque en un principio no pensó hacerlo, lo hizo y en realidad había sido un accidente. Iba manejando mientras se debatía mentalmente cuando escuchó y sintió el golpe. Había pensado que se trataba de algún animal callejero y estaba dispuesto va llevarlo a urgencias, pero sus ojos se habían abierto completamente cuando vio quien era.
Era Liu Hai Kuan. Miró hacía todos los lados y no había nadie, incluso para su suerte, en esa área no había cámaras o autos que pudiesen grabarlo. Levanto al tipo ensangrentado y lo subió a su auto.
-Si sigues vivo, debes recordarme que debo comprar agua oxigenada para lavar el auto y quitarle tu sangre. -Sonrió satisfecho.
En un principio y con la poca conciencia que tenía la víctima, pensó que lo ayudaría ya que cuando se conocieron había sido presentado como el mejor amigo de su novio, pero no. Grande fue su sorpresa cuando llegaron a una casa completamente abandonada, completamente aislada de toda China quizás, ya que el camino había sido demasiado largo y él tenía mucho más sueño que fuerzas para seguir con los ojos abiertos.
-No debiste meterte entre él y yo. -Aventó al cuerpo tal cual fuese un costal de papas. -Ahora morirás aquí.
Salió de aquel lugar y suspiró. Ya no habría nadie que lo separara, pero después de esa muerte todo fue empeorando, su ex había comenzado a salir con hombres y mujeres durante año y medio y justo ahora se enteraba que se iba a casar con el tipo que más odió desde que lo conoció pues le dijo que si se lo proponía, podía separarlo de él y lo estaba cumpliendo.
Al día siguiente recibió la invitación de bodas con una punzada profunda en su corazón, con sus piernas y brazos temblando, pero con una sonrisa llena de rencor, tristeza y odio.
-Mentiroso... -Susurró.
Los novios se veían felices y ahora ya no estaban juntos, ya no le hablaba o le escribía.