Siempre juntos

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SIEMPRE JUNTOS

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel, MCU.

Parejas: Stony, Winterfalcon.

Derechos: que no me demanden.

Advertencias: un poco de angst, pero con final feliz por si estaban preguntándoselo. Esta historia es parte del Special Stony Valentin's Week de la Comunidad SteveTony.

Con especial cariño para Caramel.

Gracias por leerme.

***



Subimos la montaña de riñas y batallas
Vencimos al orgullo sopesando las palabras
Pasamos por los puentes de celos y de historias
Prohibimos a la mente confundirse con memorias

Nadamos por las olas de la inercia y la rutina, con la ayuda del amor

Vivimos siempre juntos y moriremos juntos

Allá donde vayamos seguirán nuestros asunto

No te sueltes la mano que el viaje es infinito

Y yo cuido que el viento no despeine tu flequillo

Vivimos siempre juntos, Nacho Cano.




Steve estaba muy contento con su vida, en términos generales, había conseguido lo que se había propuesto, tenía buenos principios y una forma honesta, correcta de vivir. Quizá no era precisamente el hombre más perfecto, el espejo no mentía, más tampoco se sentía precisamente un monstruo andando libre por Shelbyville. Hijo de una familia de comerciantes inmigrantes irlandeses, había vivido en los campos del pueblo hasta que llegó el momento de estudiar la preparatoria, momento en que tuvo una beca de arte que lo lanzó hacia la ruidosa Nueva York. Sus padres estaban muy orgullosos de que un hijo suyo fuese a estudiar a otro estado y más a una ciudad tan famosa. Eso compensaba de cierta manera la decepción con su hermano mayor, Grant, quien había gastado toda posibilidad en las escuelas antes de terminar como un empleado más de sus padres, trabajando de lunes a viernes para estar ebrio los fines de semana viendo partidos de fútbol americano.

Él no.

Tenía talento para el dibujo y la pintura, cuando regresaba de la escuela se ponía a llenar ese cuaderno que su madre María le había comprado con dibujos de todo lo que su mente tenía para dar. Más adelante recibió de su padre Joseph un caballete con sus primeros pinceles y óleos. Pintó las vacas que tenían, el almacén, su hermano durmiendo en el sofá... uno de los profesores vio sus bocetos y lo ayudó a conseguir una beca en Nueva York, donde sin duda estaba el mejor arte. O eso decía. Steve tuvo un miedo tremendo de dejar su terruño, lo más lejos que había llegado había sido con su cuadrilla de amigos hasta el límite de los campos del coronel Phillips que miraba a un río seco ya. ¿Viajar a Nueva York completamente solo? Ni en sueños. Le temblaron las piernas cuando subió al autobús luego de recibir la bendición de sus padres y un abrazo escueto de Grant.

Vivir en Nueva York fue como darse cuenta de todo lo que se estaba perdiendo. Muchas veces estuvo a punto de perder la beca por sus desmanes, pero siempre corrigió camino. Fue en una fiesta donde encontró a la persona que cambiaría su vida: Anthony Edward Stark. Un chico genio que se había colado con otros nerds a la celebración de fin de cursos hecha en casa de una compañera de Steve. El rubio hizo otro descubrimiento de lo más interesante en esos momentos. Que le gustaban los hombres, o tal vez los hombres más que las mujeres. Había tenido un par de novias en su pueblo como se puede tener un noviazgo en un lugar así, con citas cortas, besos castos con manos apenas entrelazadas. Tony, como le gustaba que le llamaran, fue el tornado clase cinco que disparó sus hormonas.

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