Inousuke era un glotón, le gustaba comer a grandes cantidades y como era hiperactivo quemaba todas las calorias en el gimnasio, por lo que ese cuerpo esbelto y musculoso no era algo que le sorprendiera. Después de los diecisiete se decidió por el cabello largo, recordando como a los dieciséis se habia rapado la cabeza y se veía espantoso.
Era muy bruto, tanto en palabras como en comportamiento. Recordaba con una gota en la cabeza como fue su confesión.
– ¡Oye, Gompachiro! – No habia necesidad de gritar, si estaban ellos dos solos caminando hacia el parque. Uno al lado del otro. – ¡Necesito decirte algo!
Volvió a gritar, pero era Inousuke y no le podía reprochar. Era una guerra que habia decidido que no podía ganar.
– Sí, claro Inousuke, dime. – Esbozó su sonrisa cálida.
Hashibara se sonrojó. No de la forma bonita, hizo una mueca rara y estaba tan rojo que parecía que sus mejillas iban a estallar.
– ¡Conviértete en mi pareja, ahora! – Chilló, apuntándolo.
Tanjiro pareció no comprender las palabras al principio, quedándose congelado aun con la sonrisa, soltando un pequeño "¿Eh?".
Luego sus ojos se abrieron, tanto que hasta le dolieron los párpados y las cuencas.
– ¿¡Qué has dicho?! – Gritó descolocado Kamado.
– ¡Sé mi pareja! – Se acercó al muchacho, tomándole las mejillas trigueñas y golpeó sus labios contra los ajenos.
Eso no había sido romántico en lo absoluto, ambos terminaron con el labio roto. Su madre escandalizada por el golpe preguntó con quién se habia peleado, pero él sólo respondió:
– No me he peleado con nadie, madre, Inousuke sólo quiso ser romántico...
Su madre no hizo más preguntas.
Pero con el pasar del tiempo se habia vuelto tan... Aun no sabía como explicarlo, no era dulce y tierno, pero tampoco era el cerdo salvaje con el que habia estado saliendo.
Era más cuidadoso con dar cariño, menos gritón y bruto. En especial porque pasó bastante tiempo con Nezuko y sus hermanos pequeños. Él sentía que no había cambiado, sino que habia aprendido más.
Inousuke le miró por bastante rato, lo sentía, esos ojos bonitos y grandes eran demasiado penetrantes como para no darse cuenta que estaba siendo observado.
Él leía un libro que Giyuu le había recomendado y prestado, El Faro de Virginia Woolf. Hasta ahora interesante, pero por muy intrigante que fuera la narrativa, no pudo evitar girar su rostro hacia Inousuke, dejando de lado totalmente su lectura.
– ¿Ocurre algo? – Inquirió con voz suave al muchacho de diecisiete años frente a él.
Tenía su cabello ya muy largo atado en una cola que Tanjiro le había hecho, su rostro, aun delicado, pero ya maduro, parecía algo perdido.
Vio la mano acercarse a él, tocando su mejilla, pasando el pulgar por el labio.
– Esta es la cicatriz que te dejé... – Dijo, muy bajo.
La cicatriz de su "primer beso", si es que se le podía llamar así. Realmente casi no se notaba, era una leve linea clara en su labio, pasada desapercibida por varios. Por alguna razón Inousuke podía verla fácilmente, y cómo no, sí él se la habia provocado.
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El principio
Fanfiction¡Feliz San Valentin, Brenda~♡! - TanIno/InoTan - Yaoi - Leve Oc - Romance