Chocolates para mi chico

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Un pequeño de cabellera castaña, de aproximadamente 178 cm y a sus tan solo 17 años, se aproximada corriendo a la universidad de su Mayor, Demian.
Qué a esa hora ya se escontraba saliendo de sus clases.

El pequeño chico, tembloroso de nervios se intervendria en el camino del mayor, produciendo qué la mirada de este se fijará justamente en las mejillas rojas del presente y aquellas gotas de sudor qué bajaban por su rostro desapareciendo entre sus prendas.

Demian a la edad de 19 años, se encontraria mirando al pequeño de cabellera castaña con curiosidad y confusión, se suponía qué a esa hora aquel pequeño debería estar en su casa o estudiando, tan siquiera eran las 2 de la tarde; Demian al ver la respiración agitada del contrario tomo sus mejillas provocando qué sé sonrojaran más de lo que estabas sacándole una risilla enternecida al mayor.

— Demian–Quiero, no.. N-necesito hablar con u-usted... —

El pequeño Oliver, cabizbajo y con sus nervios a flor de piel tomo la mano de su del chico rubio y se lo llevo al pequeño parque que sé encontraba frente a la institución donde estudiaba 'su chico', aun con la mirada confundida del mayor, tenían aproximadamente 5 meses, después de lo que pasó aquella noche, con tragos de más y una noche caliente, arruinaría su amistad de infancia.

El mayor aun recordaba aquello, sus cuerpos chocando, el menor penetrandolo tan suavemente y delicadamente, sus manos apretando con fuerza su cadera, haciéndolo un lío de gemidos, y sus caricias y besos qué lo hipnotizaron aquella noche, no debería seguir pensando en eso, lo tenia mal, cada que recordaba aquella noche lo hacía desear qué volviera a pasar, que sus labios se volvieran a encontrar como amantes en un amor prohibido, que solo una paredes se dieran cuenta de su amor de cuanto se deseaban de que tan profundo quería que entrará el joven Oliver en su pequeña cavidad, salio de sus pensamientos al escuchar la voz del contrario provocando un sonrojo en sus pequeñas mejillas.

— ¡Estupido!... ¡Presteme atención!.. ¿y porque mierda tiene una maldita ereccion si estamos a mitad de la calle? ¡! —

Grito el más joven sacudiendo el cuerpo del mayor cubriendo con su cuerpo aquella ereccion del contrario, que aun no hablaba, no tenia la menor idea de que decir, así que con unos simples movimientos de manos tomo la de JungKook y salió corriendo con este hasta llegar a lo que parecía ser la casa su apartamente y de algunos de sus amigos que quedaba justo al lado de la universidad del mismo.

El joven Demian con impaciencia llego a la habitación asignada con el menor pisándole los talones entrando ambos a aquel lugar.

— ¿Sabes que acabas de arruinar mis planes de confesión?.. ¡LE TENÍA UNA MALDITA SORPESA EN EL PARQUE YYYY USTED LO ARRUINO TODO POR ESTAR PENDANDO COCH– —

Fue interrumpido por unos labios que chocaron los suyo con suavidad y necesidad, mientras el mayor sostenía las mejillas del pequeño Olvier, las manos del mismo se deslizaron así de manera lenta y posesiva a las caderas del más bajito.

Un pequeño hilo de saliva escurría por sus comisuras mientras se fundian mas y mas en aquel caliente beso, la bolsa que colgaba de la mano del menor callo al suelo provocando que sé escuche el sonido de algo partiendo se provocando la separación de sus labios.

— ¿Q-que?.. ¿Porque? —

— Me gustas Oliver, me gustas desde que te vi, me gustas desde que tome tu mano y ayude a que caminaras, me gustas desde que te quedabas cada noche a dormir conmigo cuando tus padres salían de viaje, las noches que reías bajito para que tus padres no nos regañaran, Oliv me gustas tanto.. —

Amantes De Un 14 De Febrero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora