"No estaba dentro de mis planes que todo ésto pasara; había decido dejar de ir a verte a tu habitación, en un principio lo hacía para cerciórame de que estuvieras curada de tus heridas, a salvo de las manos del enemigo, pero noche tras noche un sentimiento de impaciencia me hacia regresar, no quería reconocer lo que sucedía.
Un nexo diferente nos unía, algo que no podía definir con claridad, no era amistad, no, tampoco era una simple empatía hacia tu persona, mucho menos una relación meramente profesional. Debo reconocer que este sentimiento no lo había sentido jamás, me abrumaba y por mucho que detestara admitirlo, me asustaba; no quería enamorarme, no me sentía capaz de sentirlo pero sin embargo sucedió y seguía creciendo inevitablemente, en cada sonrisa, en cada mirada, cada carcajada o lagrima que te pertenecían, ¡un error! ¡Malditos sentimientos! ¿Cómo podrías llegar a querer alguien como yo Kalula?
Tal vez podías amar mi interior, pero mi piel necesita sentir tus delicadas manos recorriéndolo, las mías desean explorar cada milímetro de tu rostro, memorizar el sabor de tus labios, el olor de tu cabello, la extensión de tus piernas, la suavidad de tus manos. Es una contradicción, intento no pensar para evitar esos deseos tan impropios, sin embargo no puedo, es mucho mas fuerte mi necesidad de verte que cumplir con la moralidad que me impuse.
He llegado a notar en tu mirada una invitación a continuar, a terminar ese beso que siempre queda inconcluso, mas sé si se aplaza sé que querré ir más allá ¿pero me dejarías hacerlo? ¡Supongo que no! Debes temer de mi poder... De mi fuerza... De mi inocencia... No quiero lastimarte por eso intentare mantener la compostura.
El deseo me consume por dentro a salir de tu habitación, me siento impotente pero no puedo dejar que lo sepas, tengo que buscar un alivio momentáneo que aleje esta sensación pero... La meditación ya no es una alternativa, el combate tampoco... "