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Habían pasado apenas unos días desde que comenzó el tratamiento, la quimioterapia era dolorosa y los efectos secundarios eran aún peores, su estado había decaído notablemente, se veía un poco más pálido de lo normal y las ojeras bajo sus ojos eran evidentes. Los mensajes de Jimin en su teléfono eran constantes y el solo podía llorar cada vez que pensaba en aquella persona que esperaba por el, por una respuesta, en unos días sería su aniversario y él ni siquiera podía estar de pie para ir a verlo. Sus pensamientos viajaban a constantes escenarios en los cuales Park lo abandonaba por su condición, pero Jimin no era así, el era la persona más dulce que jamás había conocido, era un chico preocupado y atento, tal vez contarle la verdad no sería tan malo, Jimin no sería capaz de abandonarle no en ese estado.











Era 12 de febrero cuando el doctor le había llamado, Taehyung no sabía que esperar de aquello pues el llamado fue urgente y se le solicitó lo más pronto posible. Cuando llego al consultorio el médico ya se encontraba ahí, con unos papeles en sus manos y su semblante indiferente como siempre "hola, bienvenido, ponte cómodo, tenemos que hablar" los siguientes 20 minutos pesaron más que 3 yunques de cemento, lo único que pudo comprender de todo fue "el tratamiento no está funcionando" "se ha expandido" "tenemos otra opción de tratamiento, un colega mío en Estados Unidos puede ayudarnos" "está muy diseminado, pero aún podemos hacer algo"
Después de aquella desgarradora noticia Taehyung volvió a su hogar con el ánimo por los suelos, comenzó a hacer su maleta, porque él no se daría por vencido, no se dejaría tirar, el no quería morir, así que guardó alguna de sus pertenencias más preciadas, dio aviso a sus padres de todo y lo que seguiría a continuación y finalmente decidió llamar a Jimin, cuando tuvo su teléfono en la mano con el número en la pantalla no pudo hacerlo, sabía que Jimin no le abandonaría pero ¿sería Justo atarlo a alguien el cual su destino es incierto? Así que decidió no llamarlo, tomó un cuaderno que aún quedaba en su escritorio y comenzó a escribir "mi amado Jimin" nunca nada le había dolido tanto en la vida como escribir aquello, aquella carta donde no daba más explicaciones simplemente le decía que se iría. Tal vez podría ganar esta batalla, tal vez podría volver por el, tal vez podría por fin entregarle aquella sortija, tal vez aún podían tener familia, o tal vez él podía morir. Pensando en aquello tomó la carta y se la entregó a un chico que vio cerca de su casa, le dio instrucciones precisas y un poco de dinero, después de eso, simplemente se fue.











Ya habían pasado casi 6 meses desde aquello, el tratamiento se había vuelto más complicado, cada vez dolía más y él se cuestionaba el poder continuar, sin embargo aquella foto que siempre cargaba con él le daba fuerzas para seguir adelante, la foto de su amado Jimin lo acompañaba a todos lados y en todo momento, incluso en aquella tarde donde el médico le notificó que el tratamiento no había dado frutos, que su Cáncer era bastante agresivo y había logrado llegar a casi todas las estructuras del cuerpo y que lo único que podían hacer era, alargar su tiempo de vida mediante algunas cirugías para retirar algunos tumores, ¿tiempo? ¿Él en verdad necesitaba tiempo? La respuesta era si, necesitaba el suficiente tiempo para asimilar que moriría, necesitaba tiempo para despedirse de todos y sobre todo necesitaba tiempo para ver a la persona que más amaba realizar sus sueños sin él.

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