ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 1

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Tras leer los formularios de los nuevos pacientes decidí volver a casa, ya eran las 8 p.m. y no había razón alguna para quedarme más tarde en la clínica.

Guardé los papeles en el cajón de mi escritorio y me dispuse a apagar mi Pc.
Tomé mi bolso y guardé una que otra cosilla que estaba tirada por la mesa.

Mis tacones sonaban con eco paso a paso que daba hasta llegar a la puerta que conectaba con el pasillo.

Salí de la gran oficina color blanco encontrándome entre los pasillos de este edificio a mi querido hermano mayor, Jin.

-¿Me estabas esperando? - pregunté con una sonrisa, el estaba de espaldas pegado a la pared con los brazos cruzados, luciendo un traje negro muy elegante, como todos los días.

-No, no te emociones.- Volteó los ojos, al parecer todavía estaba enojado por nuestra pequeña discusión durante la mañana

Sonreí ante tal infantil acto, para el era costumbre hacer berrinches por cualquier cosa.

Si sigues volteando así los ojos y arrugando tu frente,no te verás bonito, Jin. - Continúe caminando dejándolo atrás.

- ¡Eres una tonta! - Dijo gritando, seguido escuche sus pasos apresurados intentando alcanzarme.

- Tu eres el tonto que quería desayunar con pizza en la mañana. -Sonrei en mis adentros, me era gracioso ver como se enojaba por pequeñeces.

Y si, este era el motivo de nuestra discusión y por el cual estuvo ignorandome en el trabajo toda la tarde,
Simplemente no lo dejé desayunar pizza.

Tuve un empujón de su parte y avanzó dejándome atrás, soltó una carcajada y subió al ascensor.

Mi boca que abrió en una gran "O".
Puesto que era mucho más alto que yo y con mucha más fuerza, había golpeado mi hombro un poco fuerte.

Eres un maldito grosero.- le dije y este solo subió sus hombros con una sonrisa socarrona. Subí al ascensor seguido de él y bajamos hasta el parqueo.

Nos encontramos absolutamente solos a no ser por los dos autos que yacían ahí.

Cada quien subió a su vehículo tomando rumbo a casa.

Jin vivía en el mismo edificio que yo, éramos casi vecinos de apartamento y por eso el siempre estaba comiendo en mi cocina o yo en la de el.

Siempre fuimos muy unidos, con pensamientos parecidos, gustos y creencias mínimamente diferentes, pareciamos mellizos pero no lo éramos en realidad, el es 3 años mayor que yo, con ahora 26 años.

Y aún así se sigue comportando como si fuese el hermano menor, esto no me molesta, de hecho es lo que le da sentido a mi solitaria vida.

Tenemos una conexión impresionante, tomamos incluso la misma carrera vocacional y al terminarla, juntos creamos una clínica, eramos socios y compañeros.

  Todo el camino a casa estuve pensando en el día agotador que me esperaría mañana, nuevo paciente, nuevas cosas que explicar y nuevas experiencias no tan gratas.

Es muy duro conocer a personas que han  sufrido tanto depresión leve como hasta esquizofrenia grado 3.

Todo es básicamente lo mismo, traumas, dolor y más dolor, sangre,torturas...

Quisiera tener una varita mágica para quitarle los problemas a todos mis pacientes, para no verlos sufrir y ver como se auto lesionan por problemas que en mayoría no son culpa de ellos.

Es doloroso, sin embargo, cuando han pasado los meses de tratamiento y saber que están controlados o sanos, me hace sentir orgullosa de ellos por haber salido de esa etapa tan difícil,es totalmente gratificante.

Por eso seguí los pasos de mi hermano, el me contagió el amor por esto.

...

Llegué a mi departamento y no dudé un segundo en sacarme los tacones seguido por el incómodo brasier.
-Suspiré.- Sin duda esto es de los mejores placeres de la vida.

Me adentre al baño y relaje mis músculos, lavé mi cabello y me quedé unos cuantos minutos abajo de los pequeños chorritos de agua.

Me coloqué una toalla en la cabeza y la amarré, me puse mi bata favorita color negro y salí del baño para ir a la cocina.

Tomé un jugo de manzana del refrigerador y unas cuantas galletas saladas con un poco de mantequilla de maní en un pequeño plato.

Me dirigí a el salón y noté que la TV estaba encendida, caminé y me encontré con una silueta ya conocida para mi, totalmente relajada en mi cómodo sofá.

No sabía que habían ratas en mi departamento.- Encontré a Jin comiéndose mi queso favorito con algunas uvas en un plato.

-No te quejes, me lo debes. Dijo Jin con la boca llena de queso, aún viendo la TV.

Reí por lo bajo y me senté en forma de indio a la par de el.

¿Que estamos viendo?.- pregunté llevando una galleta a mi boca.

Es un nuevo reality show, se trata de 2 grupos de chicos que hacen retos y locuras que les pide la gente por internet, y el que los haga mejor ¡gana muchísimo dinero! ¿No es genial?.- dijo Jin elevando los brazos emocionado.

Solo lo quedé viendo con burla y continué comiendo mis galletas y uno que otro pedacito de ¡Mi queso! Que le arrebataba a Jin.

Continuamos la noche viendo el dichoso reality y comiendo entre risas y golpes por parte de Jin por quitarle el queso.

Al ser las 12 a.m. Jin decidió subir a su departamento y yo me fui a dormir sin antes tener que lavar los platos y el desastre que había hecho mi hermano en la cocina.

¡Solo cortó queso! ¿Cómo es que había un pedazo de tomate en el techo?

SEROTONINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora