1. De cuando nos conocimos

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To my nostalgic

Su padre le dijo que alguna vez pasaría esto.

Que sería inevitable, tanto como para no darte cuenta hasta cuando todo estaba perdido, que sería tan inesperado, tan intenso para derribar tus defensas y dejarte expuesto. Pero sobre todo tan, tan fuerte, como para hacerte doblegar tu orgullo.

Bueno, no le dijo eso sobre lo que le pasó, si no por la horrible experiencia del fracaso.

Tony Stark considerado una de las mentes más brillantes del mundo, y el empresario más exitoso. No había dudas de que Stark Industries pasaba por una de las épocas más grandes de expansión desde que Howard Stark había anunciado su retiro dándole el mando a su joven heredero, quien había puesto todo de su habilidad y asombrosa inteligencia para estar a la altura de aquel importante responsabilidad. Pero tal parecía que incluso con su majestuoso nivel de IQ no pudo preveer lo que pasaría cuando en la junta importante uno de los accionistas le habló en un nivel tan fluido del lenguaje, que pudo descifrar rápidamente, era francés.

Tony le hubiera podido responder con aquella firmeza que lo caracterizaba y lo hacía resaltar de entre todos los hombres existosos, no existía persona que conociera a Anthony Stark y no sintiera la necesidad de escuchar sus palabras, y creer en ellas. Incluso usaba la confianza aplastante que poseía para conseguir cualquier cantidad de conquistas, no importaba quien era, o como, siempre obtenía lo que se proponía.

El problema es que el castaño no hablaba francés, ni muchos idiomas que no se dio tiempo de querer aprender por estar siempre metido con sus inventos.  Si tan sólo hubiera tenido tiempo, hubiera creado el mejor traductor para facilitarle las cosas pero con los ojos de aquel hombre esperando una respuesta a su pregunta sinceramente el genio no supo que hacer, su confianza se fue por unos minutos, y tratando de recuperarla abrió sus rojizos labios para admitir que no podía entenderlo.

Entonces, ocurrió de verdad.

Su brillante camisa blanca y su chaleco negro de vestir se ceñían de forma provocativa en su cuerpo, sostenía una bandeja de café entre sus manos y se apresuró en dejar todas aquellas tacitas en el lugar de cada hombre importante. Levantó la mirada sólo un poco y Tony sintió que podría quedar ciego con toda la luz que desprendía aquella mirada cielo. El chico habló con voz suave y segura.

—El señor pregunta que tan viable es este negocio, le interesa saber su opinión.

El llamado extraordinario cerebro de Tony experimentó algo que jamás le había pasado: Perdió la conexión. Por un momento se quedó observando fijamente al apuesto muchacho frente a él, admirando cada pequeño rasgo de su rostro. Su vestimenta lo señalaba como empleado de la empresa socia que le brindaba servicios a la suya.

—Señor Stark— apremió— esperamos su respuesta.

Tony carraspeó antes con empezar a hablar de nuevo. Aquel joven rubio le escuchó atentamente antes de inclinarse sólo un poco hacia el hombre de la pregunta y comenzó a comunicarle con un francés sorprendentemente fluido la traducción de lo que Tony contestó. Aquellos hombres de traje sonrieron confiados y se acercaron a estrechar la mano del castaño en conformidad con su propuesta.  El genio estaba eufórico, ese trato traería muchísimo beneficio a la empresa y a pesar de la sensación momentánea de fracaso no todo fue arruinado.

Una vez que la junta fue disuelta, su atención recayó al joven ojiazul, observando como este recogía el café a medio tomar de la mesa, caminando con su bandeja llena hasta la puerta.

—¿Necesitas ayuda con eso?— se apresuró a decir, no podía dejar que aquel hermoso ser se vaya sin siquiera saber su nombre.

—Es muy amable señor Stark, pero es mi trabajo y soy perfectamente capaz de hacerlo—. Continuó su camino pero Tony nuevamente se interpuso, bloqueando la puerta.

—De verdad me salvaste hace un rato. Quiero agradecértelo— sonrió coquetamente, somo sabía que era irresisitible para muchos— ¿Que dices si te invito a cenar más tarde?

Ya estaba pensando que restaurante deberá elegir cuando el chico frente a él volvió a hablar.

—Señor Stark, no lo salvé, hice lo que debía hacer — su rostro imperturbable no cambió la expresión— le agradecería que no entorpeciera más mi trabajo y me deje continuar con mi jornada laboral— rodeó al castaño y antes de que se pudiera dar cuenta, se estaba alejando de él— Que tenga buen día señor Stark— dijo antes de desaparecer.

Tony fue rápidamente a su oficina, buscando en su base de datos si acababan de incluir a un nuevo empleado, y efectivamente. Estaba allí. Con esa expresión seria que había podido observar, sus ojos eran bastante expresivos, su corazón dio un vuelvo. Rápidamente adivinó que aquel joven había despertado interés en él de una forma que nadie más lo hizo, y eso lo aterró como lo emocionó en partes iguales. Estaba muy ansioso de hablar de nueva cuenta con él.


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Insensible à ses charmes - SHORTFIC (AU)Where stories live. Discover now