—¿Cómo sabes mi nombre? —le pregunté, estrechando su mano con una pequeña sonrisa.
—Ser buen amigo de Grayson trae sus beneficios —me sonrió—. Además, todos están aquí para conocerte.
—Que vengan para conocerme es algo raro —admití.
—Es mejor acostumbrarse. No será tu última fiesta con los chicos, eso seguro —volvió a reírse—. Será mejor que bajemos, no vayamos a perdernos nada en la fiesta.
Nos acercamos a las puertas doble y Seth las abre para mí. En el pasillo ya no queda mucha gente, pero cuando vamos bajando, parece que las personas se multiplican. Seth y yo nos pegamos un poco más, con tal de no perdernos. No sé a dónde íbamos, pero íbamos juntos.
Nuestro recorrido llegó hasta el área de la piscina, que también tenía mucha gente, pero por lo menos estaba al aire libre. De todas formas, el calor no era para tanto. Nos sentamos en las bancas junto a unas palmeras, uno frente al otro. La música no llegaba del todo hasta aquí, por suerte.
Me urgió romper el silencio. O tal vez era sólo curiosidad.
—¿Estudias en la Universidad de Atlanta?
—Sí, biología marina. Pero también artes culinarias, sólo que no en esa universidad.
Alcé una ceja y sonreí de lado, algo impresionada. Esa era una combinación extraña.
—Así que biólogo y chef. Impresionante.
Esta vez, fue su turno de sonreír. No sabía explicarlo, pero Seth tenía un aire de chico refinado. No me lo había demostrado exactamente, pero era como si su aura emanara lujo. Se sentaba erguido, sonreía con elegancia, sus movimientos eran casuales y cortos... Ya me entienden.
—Prefiero que sólo sea chef. La biología es solo el complemento de mi comida.
—¿A qué te refieres? —fruncí el ceño, confundida.
—Mi especialidad en la cocina es la comida del mar. Y la biología me ayuda a entenderla —se acomodó sobre la silla, con una sonrisa divertida—. Sé de las mejores especies, cuáles tienen más sabor, dónde puedo conseguirlas... Científicamente hablando, digamos.
Alcé ambas cejas, ahora sí que impresionada. ¿No se supone que los estudiantes de biología marina aman los animales y por eso los estudian? ¿Él los estudia para matarlos?
—No me malinterpretes —se apresuró a aclarar, más divertido. Casi me pareció que leyó mi pensamiento—. Adoro a los animales. Pero me parece que quedan más bonitos en un caldero. O en paella.
—Eso es bastante irónico.
—Lo sé.
—Y cínico.
—Eso también lo sé.
Mientras Seth soltaba una risa, Asaf y una chica aparecieron tras la puerta transparente de la piscina manteniendo una charla animada. No recordaba haberla visto antes.
Bueno, Paige. Tampoco es que llevas mucho aquí.
Las mejillas se le encendían cada vez que Asaf hacía un comentario de los suyos y soltaba una carcajada. Su cabello, castaño y liso, caía a los lados de sus hombros. Tenía los labios rojizos y un estilo natural. Era una chica muy guapa.
Desde lejos detallé a Asaf. Tenía unos bermudas rojos y un suéter negro con el nombre de la universidad a la que iba en el pecho. Él y la chica parecían llevarse muy bien. Bueno, él podía llevarse bien con todo mundo con la personalidad que se gastaba.

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Asaf y la alerta de auxilio
Novela JuvenilSin preocupaciones, Sin compromisos, Con sonrisas que olvidan sus defectos, Un arrogante innegable, Irreverente de nacimiento, Y un buen chico de corazón. Así era Asaf. Y pronto no pude evitar caer en él. En su bonita destrucción.