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— Alto ahí, muchachita.

YongSun suspiro con temor y volteo hacia su padre, quien la miraba con los brazos en jarras y una mueca que estaba entre diversión y expectación, y reproche, en su cara.

MoonByul estaba en sus manos, sucia y llena de tierra, el barro estaba regado en todo su pelaje. YongSun estaba igual, e incluso peor.

Su vestido negro estaba casi rasgado en su falda, tenía manchas del líquido marrón y espeso por todas partes, sus pliegues blancos estaban casi del mismo color del vestido, con tonalidades de grises por todas partes. Era como un perfecto degradado de suciedad que habría sido casi satisfactorio de ver de no ser porque la Sra. Kim había lavado la ropa el día anterior.

Su padre, casi dejando salir su risa, miró como su hija hacía pucheros y escondía a Byul detrás de su espalda, como si la estuviera protegiendo de la reprimenda que su padre seguramente le daría.

— Cariño.... — El Sr. Kim se arodillo con las fuerzas de sus piernas, la cual era casi escasa a su edad. Yongsun levantó su brillosa y grande mirada ante el tono suave de su padre— Mami y yo te dijimos que no debías salir a jugar ya que estaba lloviendo.... ¿Por qué no hiciste caso?

Yongsun sorbio su naricita roja con timidez, acercándose a su padre con pasos tambaleante y tímidos, Moonbyul aún seguía escondida en su espalda. — Es la primera vez que llueve en todo el año, Byul nunca ha visto la lluvia. ¡Quería acompañarla en su primera vez!

Yongsun gritó, haciendo énfasis en las palabras mientras sus cachetitos se enrojecian aun más al volverse más grandes. El Sr. Kim suspiró ante El Fuerte grito, pudo jurar que una punzada había aparecido en su sien. Las intenciones de su hija eran completamente inocentes y generosas, pero eso no quería decir que no hubiera desobedecido las reglas de sus padres. Por eso, solo sobo la cabecita de su hija antes de extender una mano hacia ella.

— Pero.... papi...— la pequeña dio golpecitos al piso con sus zapatos embarrados, sujetando a Moonbyul más fuerte detrás de su espalda.

— Has ensuciado a Byul, ¿qué hacemos contigo cuando tu estás sucia?

Yongsun suspiro rendida. Cada vez que ella se ensucian jugando, su madre o padre siempre la castigarían, según ella. Como la niña pequeña que era, aún no entendía muy bien todo ese mecanismo de 'bañarse'. ¿Por qué debías mojarte y echarte ese líquido jabonoso con supuestamente olor a flores? Sus padres ni siquiera la dejaban salir a divertirse con Byul, ¿cómo se supone que olían las flores? ¿por qué debía bañarse a diario? ¿eso la ayudaba a crecer más rápido?

— Me limpian y secan con mi toallita de conejos....

El Sr. Kim asintió al ver que definitivamente su hija había sido educada bien al entender estas cosas. Por lo cual, insistió mientras estiraba su mano de nuevo. Yongsun suspiro y rechisto de nuevo, sintiendo como si se estuviera despidiendo de Byul para siempre, por lo tanto, la saco de detrás de su espalda con lentitud mientras la observaba con ojitos brillosos, le dio un beso en una de sus tantas estrellas, y se la entregó a su padre.

Su papá, cansado de la situación y de fingir que ese trapejo era un ser humano, se levantó con flojera. Yongsun ya tenía 6 años, ¿hasta cuándo duraría esto?









Yongsun había sido sorprendida en la madrugada cuando su hermana decidió llamarla.

Nadie tan cercano te llamaría a tales horas más que para darte malas noticias, unas que nunca estarías listo para escuchar, en ningún momento.

Por eso, al contestar su celular en la oscuridad y frío de su dormitorio, con cuidado de no despertar a su compañera de habitación, Yongsun ya sabía que algo no estaba bien.

El Sr. Kim falleció meses después de que Yongsun iniciara la universidad, meses después de que ella se mudara de casa al campus para tener más accesibilidad a las clases. Aun recuerda lo mucho que sus padres lloraron pero lo orgullosos que se mostraban al saber que tenía una beca completa debido a su inteligencia y esfuerzo como estudiante. Obviamente, Moonbyul nunca la había abandonado, y seguía yendo con ella a todas partes.

El funeral de su padre no fue más que triste y lleno de lágrimas que se mezclaban con las gotas de lluvia que caían sin parar ese día. La lápida con el apellido Kim en ella no hacía más que perturbar a los presentes en la triste reunión, y Yongsun sintió que no podía aguantarlo más.

Por eso, volvió a casa mas temprano que todos, completamente mojada de pies a cabeza al no querer que nadie le otorgara o prestara un paraguas. Sin importarle su condición o como podía enfermarse rápidamente al recostarse de esa manera, se tiró a la cama.

Cayo sobre algo tan suave como una almohada, y hubiera pensado que lo era de no ser porque sintió las estrellas que sobresalían al golpear su piel con ellas.

— Oh, Moonbyul.....— Yongsun lloro de nuevo, completamente abatida y cansada. Sujeto al muñeco entre sus manos, apretandolo suavemente mientras lo acercaba a su cuerpo en un abrazo.— Cuanto desearía que fueras real....

Y mientras una lágrima caía en el peluche, Yongsun, con 19 años, se durmió con Byul entre sus brazos.







A Yongsun le costó un rato recordar donde estaba o por qué sentía tanto calor. O por qué había una manta cubriendo su torso.

Debió haber sido su madre cuando la acompañó a casa, seguramente la cubrió con esa manta de conejitos que solía tener en su habitación cuando era bebé. Consideraba increíble que su madre aún la conservara.

Pero, ¿su madre no se había ido con su hermana a su apartamento cuando el funeral terminó? Era algo irreal pensar que su madre haya entrado a la casa mientras Yongsun dormía, ya que esta se despertaba fácilmente con el ruido.

La cosa que cubría su torso era definitivamente bastante pesada, así que comenzó a tocarla. Era acolchada y estaba bastante tibia, vaya, si que era una sábana cómoda.

Pero, la sábana al parecer era larga, ya que avanzaba y avanzaba hasta el otro espacio vacío de la cama, luego terminaba en una curvatura algo extraña, incluso era más caliente que la cobija como tal.

Yongsun abrió sus ojos solo par observar el rostro humano frente a ella, que la miraba con sus ojos morados abiertos y una tierna sonrisa en sus labios. Su cabello purpura le caía por la frente y cubría su frente, tenía una estrella pegada a su mejilla.

Moonbyul.

— Buenos días, Yong.

My Little Star  |  Moonsun Twoshot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora