Rosie.
El cielo advertía que la noche había llegado, la pequeña veladora situada en la mesa de madera completamente vieja y llena de polilla apenas lograba iluminar la mitad de la estrecha habitación.
A la mayoría de las personas amaban la noche, la luz de Luna junto a las hermosas estrellas, sin embargo, yo podría ser parte de ese grupo pero era cuando salían los bichos, su gruñido hambriento envenenaba mis oídos, aunque debía admitir que me atemorizaba cuando escuchaba sus pasos cerca de la puerta.Me levanté del sofá para dirigirme a las ventanas siligiosamente y cerrarlas con seguro, repetí la misma acción que la puerta. El tener que hacer esto todos los días era normal para mí, he de admitir que al principio me molestaba, me aburría e incluso me llegué a olvidar, fue una pésima idea, ya que, a consecuencia de eso tengo una pequeña cicatriz en el vientre por una flecha proveniente de un esqueleto.
Le acomodé su pequeña cama a Galleta, mi perrita y adoración. Recuerdo cuando la encontré al otro lado del lago hambrienta y fue inevitable no adoptarla.
Me tumbé en la cama leyendo por quinta vez el mismo libro, mis recursos anti-aburrimiento estaban limitados, mi casa estaba lejos del pueblo más cercano, no solía ser muy social, a decir verdad, después de que me mudé a esta vieja cabaña con mi ex novio me han quedado malas experiencias con las personas, pues lo encontré en pleno acto con la chica que se hacía apodar "mejor amiga", las cosas desde ese momento no han conspirado a mi favor.Mis ojos comenzaban a cerrarse después de un largo tiempo perdida en los escritos y en mis pensamientos, dejé que el sueño me dominara.
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Me desperté a causa de los zombies quejándose por la luz del sol. Ardan, joeputas. Me levanté y no me molesté en cambiarme, total, nadie podría verme, nadie vendría a verme. La civilización es lo suficientemente marica para no explorar lejos de sus refugios.
Fui por una cubeta al baño para llenarla de agua del río que estaba fuera de mi hogar, el vivir aislada tenía sus consecuencias pues no tenía luz ni agua, no podía disfrutar de los servicios de comida rápida, no sé cuánto tiempo ha pasado desde que no he comido una pizza o hamburguesa, en mi menú sólo estaban las zanahorias y carne, ya sea de vaca o de cerdo. Llevé la cubeta al baño para poder bañarme, mi cosas higiénicas eran hechas con materiales naturales.
Me puse mi típica blusa blanca y mis pantalones, mis desgastados tenis que lloraban por descansar en paz. En mi mochila llevaba comida y mi arco pues, tenía que ir a buscar recursos para sobrevivir.
Salí de mi casa lista para recoger aquellas flechas que los cadáveres de los esqueletos iban dejando, siempre tenía que ir en alerta debido a que la sombra de los árboles refugiaban a los bichos y tenía que defenderme si no quería ser almuerzo de estos.La noche había llegado, intentaba caminar lo más discreto posible, no quería llamar la atención, a lo lejos visualizaba luces, estaba a unos metros de el pueblo "Karmaland", había llegado bastante lejos está vez y el tener que combatir era uno de mis deberes para poder llegar a casa salva y sana. Saqué mi arco cuando escuchaba pisadas en las hojas secas del piso, asustandome con mi propia sombra o pasos, me aleje un poco cuando algo muy grande cayó sobre mi cabeza, provocando que mi cuerpo se desplomara con fuerza en la tierra, una araña estaba intentando morderme mientras yo lanzaba patadas para poder liberarme, apunté con el arco dándole una oportunidad de que clavara sus dientes en una de mis muñecas, mi tiro hacia su cabeza fue débil por la mordedura, pero suficiente para matarla. No me podía levantar, estaba mareada y miraba los zombies aproximarse a mi cuerpo débil e inmóvil, sentía como arrancaban parte de mi pantalón y mis zapatos para poder devorarme.
Mis ojos estaban nublados alerté al ver apenas el zombie caer encima de mí, le decoraba una flecha perforando su cerebro.
La carne de mi pierna ardia, quemaba, mis ojos se cerraban por si solos, escuchaba pequeños e intentibles murmuros.---
Intentaba abrir mis ojos, sabía que no estaba en mi casa, no sabía donde estaba situada pero no quería moverme, estaba cómodo y mi espalda lo agradecía después de pasar meses durmiendo en un pedazo de colchón que tenía más resorte que algodón y esponjas. El dolor en mi muslo no se hizo esperar más, me daban pequeños piquetes y el ardor resaltaba entre estos. Escuchaba voces así que me concentre en ellas, eran desconocidas para mí y eso me atemorizaba.
—¿Y va a despertar algún día o...? — Fue lo primero que escuché, ¿cuánto tiempo había pasado en cama?
— No lo sé, espero que sí. — Mencionó lo que parecía ser la voz de un anciano, su tono de voz era ronco.
— ¿Y si nos intenta matar al vernos?
— Es cierto que no sabemos cómo va a reaccionar pero deja de ser tan paranoico, anda, ve por una nueva venda que tenemos que limpiar la herida.
— Vale, calvo. Pero no dudare en lanzarte como carnada si nos quiere matar.
El temor me estaba dominando, logré abrir los ojos en uno de tantos intentos, volví a cerrar mis párpados hasta poder acostumbrarme a la luz de la habitación, me levanté sobre mis codos, un dolor impacto en mi cabeza al intentar levantarme, tenía mi respiración agitada. Tenía que escapar de acá. Dos manos tomaron mis hombros para poder recostarme de nuevo, volteé con rapidez viendo a un anciano.
— ¡Tranquilizate, tía! Necesitas curarte si no quieres ser un zombie como el que te arañó.— Habló, lo escuché alto y claro, ahora tenía miedo, ¿qué estaba pasando?
— ¡Suelteme! ¿Dónde estoy y quién es usted? Tengo que irme a casa con Galleta.— Grité, tenía que escapar, no sabía quién era ellos, algunos recuerdos estaban siendo descifrados con no mucha suerte. Galleta estaba sola, tenía miedo de que le pasara algo.
— ¿Qué estás haciendo, anciano? Deja a la chica, por los Dioses de Karmarland.— habló un chico con ojos violetas al igual que sus pantalones que acababa de entrar y comenzaba a acercarse a nosotros.— La estás asustando, Merlon. Dejaselo a dctorgetta.— Su mirada se centró en mí dándome un escalofrío.— Chiqui, intenta no moverte, tienes una herida grave y moverte no es una buena opción para ti, responderemos a cada de tus preguntas pero primero tienes que relajarte ¿de acuerdo?
Asentí con mi cabeza lentamente, no podía mover mi pierna derecha, no la sentía, los lágrimas nublaban levemente mi vista, mis ojos parpadearon para ver al chico el cual ahora me sonreía amablemente mientras el señor no tenía expresión alguna, me acosté con ayuda del castaño.
— ¿Dónde estoy? — Apenas solté en un murmuro.
— Estás en Karmaland.
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NUEVA INTEGRANTE EN KARMARLAND.
FanfictionSu refugio era la oscuridad hasta que tiene que salir para defender su hogar que está completamente aislada de cualquier pueblo, con total fracaso, se tendrá que mudar a el pequeño pueblo "Karmarland". ¿Qué tan malo puede ser estar rodeada de puros...