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—¡Lo siento mucho!.- exclamó Mark ofreciéndole la mano a aquel chico con el que había chocado segundos antes.

—Estoy bien, no te preocupes.- respondió el chico ayudandose de Mark para levantarse del piso.

Ahí estaba Mark, haciendo el ridículo, como siempre, pero esta vez no todo había sido su culpa, no por completo ya que el chico estaba en el celular y no vio a Mark venir. Mientras que por la parte de Mark, el venía corriendo porque probablemente sus amigos lo dejen solo en la escuela por no apurarse.

Mark era el típico chico "nerd", de esos a los que nadie los conoce a excepción de sus pocos amigos, y era la verdad,a Mark siempre le gustó llevar buenas notas y por eso siempre se esforzaba a la hora de estudiar.

A pesar de eso, a Mark también le gustaban las fiestas y divertirse junto con sus amigos. Tenía un buen sentido del humor y sabía como socializar, bueno, tal vez no tanto.

Volviendo a ese momento, Mark sentía que moría de la vergüenza, casi siempre tenía que chocar con alguien en los pasillos pero Mark tal vez sentía esa vez un poco... ¿diferente?

El chico con el que había chocado tenía un rostro angelical, adornado con varios lunares y ese tono de piel vaya que lo favorecía, sus ojos grandes y resplandecientes, repletos de estrellas, su cabello rojizo y tan brillante y llamativo, todo de el era perfecto a los ojos de Mark.

El pequeño pelirrojo con el que había chocado no era nada más ni nada menos que Lee Donghyuck, el nuevo chico en la escuela. Había llegado tan solo dos semanas atrás y ya tenía a todo mundo encantados con el, desde maestros hasta estudiantes de cursos mayores a los de él.

Lee Donghyuck era ese chico amable y adorado por toda la escuela, siempre sacaba buenas notas y era amigable con todos, sin dudas una persona bastante admirable. A pesar de que todos trataran de ser su amigo, solo consideraba a pocas personas amigos verdaderos, pues las intenciones de los demás no le parecían muy convincentes al pelirrojo.

Donghyuck no había soltado la mano de Mark desde que este se la ofreció, en cambio, se había quedado estudiando cada facción del contrario.

Ese cabello totalmente negro resaltaba con el color pálido de su piel, sus ojos cafés, su pequeña nariz, esas mejillas teñidas de un leve color carmesí, sus labios entreabiertos, todo se sentía tan irreal.

—Y-yo me tengo que ir.- murmuró Mark rascando su nuca con su mano desocupada.

—Oh, lo siento.- Donghyuck soltó su mano avergonzado e hizo una reverencia antes de salir corriendo en dirección contraria al joven pelinegro.

Y tal vez, sólo tal vez, ese era el comienzo de una nueva historia llena de amor, dolor, tristeza, frustramiento, celos y muchas otras cosas más.

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¡Hola! está es mi primer historia, si hay algún error gramatical o en la redacción les pido una disculpa de antemano.

Con amor,
—Jinnie

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