único.

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[🌻]


Vivir con tu mejor amigo era una locura, pensaba Raptor.

No es que fuera completamente malo, de hecho era divertido porque no se sentía tan solo. Todo iba bien, llevaban poco menos de un año, calculaba Raptor unos cinco meses, y ambos supieron acoplarse desde entonces. Mantenían la casa limpia, sus cosas en orden, y su confianza había aumentado muchísimo más de lo que se podía aumentar después de dos años de amistad.

Salvo por una cosa en particular que en más de una ocasión Raptor hubiera querido patear lejos de ellos. Lo cual es difícil siendo que ni siquiera era algo tangible. Se trataba de una pregunta capciosa que Flex tendía a soltar en las situaciones menos adecuadas.

Y hablando del rey de Roma...

—Oye Raptor —exclamó Flex entrando a su habitación sin el más mínimo sigilo. El chico de sudadera roja se sacó los audífonos y volteó a verlo con mala cara.

RAPTOR

—Te he dicho que toques antes de entrar, tarado —le discutí de nuevo girando los ojos. Más de una vez habíamos tenido una escena vergonzosa por culpa de él entrando sin tocar.

Por ejemplo, la vez en que me encontró cantando frente al espejo alguna canción de Ariana Grande, o cuando salí del baño en calzoncillos... en fin, había aprendido a ser sigiloso en mi propia habitación, porque no sabía en qué momento mi mejor amigo podría entrar tumbando la puerta. Era peor que mi madre.

—¿Para qué quieres privacidad si soy tu mejor amigo?

—Porque eres mi mejor amigo, no mi madre —volví a refutar, había perdido la cuenta de cuántas veces habíamos tenido esa conversación—. Pero olvídalo, ¿qué pasó, para qué entras a mi habitación, pulga?

Olvidé mencionarlo, a las semanas de habernos mudado juntos, decidí apodarlo "pulga" básicamente porque ese es su espíritu animal. Flex es igual de inquieto e indeseable que uno de esos bichos; era de cariño, a él nunca le molestó.

—Bueno, imagínate que acaban de inaugurar un snack y están de oferta por su estreno —se acercó a la cama donde yo estaba con su celular en mano, me mostró fotos de lo que habían subido en la página del local, eran cosas como yukis, elotes y hamburguesas, pero se veían muy buenas.

—¿Y?

—Llévame —hizo un puchero gracioso—, y te invito lo que quieras.

A veces odiaba ser el único que conducía. Regularmente, Flex me pedía que lo transportara a algún lugar porque él no sabía manejar, aunque tampoco era como que me disgustara demasiado porque siempre se ofrecía a comprarme algo como compensación.

—Okey, vamos. Pero deja que me cambie primero.

—¡Gracias, te amo! Te espero afuera

[...]

—¿Me dejas elegir la música? —preguntó Flex una vez que ambos estuvimos dentro del auto, él en el asiento copiloto y con las piernas dobladas.

—Siempre la escoges tú, no sé porqué siempre me preguntas si ya sabes que sí —contesté con burla, pues era verdad. Flex siempre colocaba la música mientras íbamos en el coche, era mi dj personal.

—Bien —sonrió en grande y procedió a conectar su celular al estéreo. Apenas unos segundos después, Starboy de la Z Gang ya se estaba reproduciendo por los parlantes.

Pregunta capciosa | RaplexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora