Capitulo I

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Capítulo I

Mitzuki despertó lentamente al sentir los rayos del sol filtrarse por la delgada cortina y por el manotazo que segundos antes le otorgo la chica a su lado. Movió el delicado brazo de la muchacha y al tratar de incorporarse se dio cuenta de un cuerpo extra sobre él. Todos los días era lo mismo para los trillizos Fujishima. Suavemente el joven hizo ademan de despertarlas sin tener éxito, así, con las pocas opciones que tenía decidió empujarlas hacia los lados.

Ambas gritaron fuertemente tras golpearse una contra el suelo y la otra con la pared.

-Lo siento- dijo con fingida inocencia mientras se incorporaba —pero es la única forma de que despierten, además, me estaban aplastando-.

-¡Acostúmbrate!- grito Yuu a su lado —hace cuatro años que dormimos de la misma manera-.

-Y siempre nos despiertas exactamente igual- dijo con un bostezo, somnolienta, Hatsu.

Mitzuki se encamino hacia el baño, mientras sentía la ridícula discusión mañanera de sus hermanas a su espalda. Al entrar al cuarto busco su respectiva toalla en el estante de madera. No estaba. Se froto la cabeza que empezaba a dolerle y miro el suelo -¿Yuu has visto mi toalla?-

-Emm... no- Dijo tras una pausa, desde la habitación continua.

-¿Segura?- Hablo con cansancio

-Eh, pues bueno... yo, esto... que lindo día- respondió con una risa nerviosa.

-¿Qué le paso a mi toalla?- pregunto el pelinegro aburrido apoyándose en el marco de la puerta.

 -Esto... pues veras... emm... ayer derrame unas gotas de café en el suelo de la cocina y bueno, ehh, no encontré un trapo, supuse que habría uno en el baño y encontré tu toalla y pues pensé que me sería más útil, después de usarla tenía intención de dejarla donde estaba pero... ehh, se me cayó en el inodo...

-¡Que!- interrumpió Mitzuki molesto y preocupado por lo que su hermana pudo haber hecho, sus acciones eran inesperadas.

-Pero no fue intencional, ¡lo juro! Además no te preocupes, está colgada- dijo ella tratando de defenderse.

El chico bajo las escaleras ágilmente para luego correr veloz hacia la cocina y empujar la puerta del patio, cuando frente suyo divisa la antes blanca toalla, embarrada, harapienta y maloliente colgada en el tendedero sin ningún sujetador, la observó con horror y se giró encontrando a Yuu exhausta, por seguir sus pasos, apoyando una mano en el marco de la puerta. -¡Lo siento!- dijo jadeando.

-¿Qué demonios hiciste con mi toalla?, Si tan solo se cayó al inodoro, ¿por qué esta así?-.

-Es que, vine a colgarla y pues... se cayó a la tierra y Teddy la agarro antes que yo- Yuu miro a su hermano de reojo para ver su reacción, este estaba con los puños apretados y casi blancos

-Continua- dijo Mitzuki, disminuyendo la presión en sus manos.

-Entonces forcejeamos por la toalla ya que él pensó que era un juguete y me arrastro por todo el patio, cuando por fin se aburrió colgué tu toalla y me fui a dar una ducha porque estaba completamente embarrada- concluyo Yuu.

-¿Por qué no la lavaste?- pregunto.

-Bueno es que la lavadora...

- ¡Okey!- dijo al frotarse la cara con ambas manos, agobiado, -no vuelvas a tomar mis cosas y vete a hacer el desayuno- añadió cortante.

Frustrado se dirigió a las escaleras entrando en el cuarto de baño, cerrando de un golpe la puerta, se quitó la camisa dejándola doblada encima del estante y se giró observando su reflejo, hace tiempo que no se miraba, grandes ojos negros con toques rosa, largas pestañas, cabello negro con volumen y desordenado, delgado y tés clara. -Ja...- añadió mientras se volteaba. No era único, tenía dos copias parecidas a él, Yuu y Hatsu, sus cabellos largos, debajo de los muslos, negros y rebeldes, sus ojos grandes, negros con detalles rosas, iguales a los suyos, delgadas y su piel pálida, la única diferencia que tenían era que Hatsu tenía unos pechos grandes, mientras que los de Yuu eran considerablemente reducidos.

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