El sol resplandeciendo, con una brisa vigorosa de otoño, las hojas bailando sobre los rayos del sol llegando directo a una gran villa ubicada en una aún más grande ciudad,
Los rayos seguían su camino hasta llegar a una casa pequeña al igual que las demás de la villa, una casa pequeña de dos pisos completamente blanca con las columnas de color negro, ahí vivía una pequeña pero amorosa familia, un padre que trabajaba como empresario, un hombre de negocios que siempre andaba con corbata, una madre que trabajaba como maestra en una pequeña escuela de por los barrios pobres, su carácter era dulce como pera pero cuando tenía que ser estricta lo era, y una pequeña niña de 6 años con una mente aún fantasiosa, ella era de cabello corto de rizos color cafés que llegaba hasta los hombros, ojos color café pero con esos rayos de sol se notaba los detalles color verde que resaltaban su sonrisa.La Niña de 6 años apoyada en uno de los marcos de su ventana sintiendo esa brisa pasar por sus rosadas mejillas y su pelo rizado, sintió una tranquilidad que no podía describir, apenas era una niña pero podía sentir algo que jamás había presenciado, pero un timbre la sacó de a ellos pensamientos, la ventana daba directo a la entrada y al percatarse que su padre había vuelto corrió lo más rápido que podía hasta llegar a las escaleras, paró en seco al escuchar un par de palabras que jamás hubiera querido escuchar.
-tienes que llevártela ya no es seguro aquí... cometí un error ustedes no- dijo con la voz quebrada, aquel hombre que no paraba de decir aquellas palabras, la madre solo se quedaba callada y seguía mirándolo aun confundida, -mujer entiende... TIENES QUE SACARLA DE AQUÍ!- grito el hombre sin más fuerza dejándose caer en el suelo, la mujer se arrodilló llamando una y otra vez a aquel hombre, sin obtener respuesta y con lágrimas en los ojos corrió hasta su bolso sacando las llaves del auto corriendo hasta las escaleras pero se detuvo al percatar a la pequeña niña asustada al ver a su padre y madre así, -Mami que pas- dijo interrumpida por su madre que la había agarrado bruscamente la muñeca llevándola hasta su cuarto cerrando la puerta con seguro, -ES TU CULPA SI NO HUBIERAS PASADO...(paro en seco).. agarra una mochila y mete tu ropa y juguetes adentro- dijo la madre sollozando apuntando hacia el armario, -QUE ESPERAS- dijo ya histérica y actuando como una loca, La Niña solo se puso a llorar, no sabia que estaba sucediendo y mucho menos a esa edad podía reaccionar como ella le exigía, la madre solo se sorprendió con furia en los ojos y se inclinó más calmada con una sonrisa en el rostro, -mira mi amor nos vamos unos cuantos días a la casa de la abuela y necesitamos ropa y juguetes verdad?- dijo más calmada apoyando su mano sobre su pequeño y frágil hombro, La Niña solo asintió con la cabeza y se dirigió rápido hacia sus juguetes.
Ya hacían unas horas en el coche sin más para ver qué una carretera de concreto y árboles a los costados, -mami donde esta papa?- dijo La Niña desde la parte trasera del coche, la mujer solo estaba centrada en el camino que tenía enfrente sin darse cuenta de aquella pregunta, -mami?- repitió La Niña inocentemente mientras veía a su madre aun metida en su cabeza, La Niña respiro profundo y dejó sus palabras en la boca volviendo a fijar la mirada en la ventana.
Las horas pasaban lento en aquel auto, parecía que nunca se iba a detener, las nubes pasaban y la noche llegaba, un día completo en un auto sin nada más que hacer más que dormir o ver un paisaje completamente verde que hacían un perfecto dúo con aquellos ojos jazel que imaginaba cada árbol que pasaba como duendes bailando y cantando, su imaginación era gigante más que la montaña del Everest, y era curioso por que cada vez que lo imaginaba lo veía muy real, su madre le solía decir que tenía una imaginación exquisita por lo cual a veces no la puede controlar, pero aun así se preguntaba por qué aveces hasta los sentía, todo eso pasaba en la cabeza de una niña de 6 años por lo cual es impresionante su comprensión,-Annie- dijo la madre dulcemente, La Niña se alegró por al fin escuchar la voz de su madre al hablarle, -que paso mami!?- dijo con una grande sonrisa y brillo en los ojos, -ahora no veas por la ventana te puede hacer imaginas cosas-, dijo la madre sin verla a los ojos, la niña quito su sonrisa de la cara y se puso a mirar sus pies, -ya llegamos además- dijo y sin más la niña volvió a sonreír y dar pequeños brincos aun sentada.
Llegaron a un pueblo que desde afuera se veía muy pequeño sin contar que está en medio de la nada, tenía cosas muy interesantes pero a la vez muy pocas personas, habían tiendas de antigüedades, una biblioteca que era más grande que el pueblo, un café de 24 horas y como todo pueblo, su casa embrujada, la niña al ver aquella casa se puso de pelos de punta y decidió aguardar a llegar a la casa de la abuela.
Cuando llegaron La Niña inmediatamente fue a tocar el timbre, era una cabaña pequeña pero muy acogedora, la mayoría era hecha de madera y flores silvestres que colgaban del techo, un árbol gigante atravesaba la casa y dejaba un hueco enorme a la mitad, era extraño construir una casa allí pero a Annie le encantaba treparlo cada vez que podía.
Al abrirse la puerta aparecía una señora de la tercera edad con el pelo, blanco arrugas en el rostro y bajita pero siempre que la abrazabas sentías como si estuvieras en el bosque oliendo flores color rosa, La Niña saltó a abrazar a su queridísima abuela que tanto quería ver en todo el viaje, la abuela inmediatamente correspondió el abrazo con una sonrisa cálida, -que pasa pequeña por que llegaron sin avisar- pregunté la abuela dulcemente pero al ver que la niña empezó a temblar se empezó a preocupar, volteo a ver a la madre que estaba igual o hasta peor, -Catherine que sucedió?- pregunto a la madre que no pudo contener más las lágrimas y lloro en silencio, la abuela por alguna razón no estaba asustada, más bien estaba aliviada por verlas a salvo, pero de que?
-yo no me quedaré aquí con ella- dijo más seria y fría, La Niña solo escucho eso y fue corriendo hasta su madre para abrazarla, -no mami no puedes irte hay que esperar a papi aquí y- dijo toda ilusionada pero la madre solo la miró con desprecio y la abofeteó haciendo que La Niña retrocediera y calera al suelo, la abuela fue a levantarla y miró a la madre, -Catherine ella no es responsable de esto y tu lo sabes muy bien, si no hubiera sido de mi hijo y tu no hubiera pasado esto... vete de una vez antes que te sigan hasta aquí- dijo la abuela con la voz quebrada, -tsk- solo eso se escuchó de la madre antes de subir al coche y largarse, Annie no entendía que pasaba pero si sabia una cosa, que su madre no volvería por ella.
ESTÁS LEYENDO
Mi pequeño dragón
FantasyA petición de una amiga. Una chica con tan solo 12 años es perseguida con su madre por una equivocación de su padre, escapan a un pueblo muy escondido sobre las montañas llamado Rochelle donde yacía una leyenda donde allí es donde se encontraban dra...